Capítulo 32: La apuesta

Start from the beginning
                                    

—Las he buscado por todas partes, chicas. —murmuró Lewis, con un tono de papá enfadado.

—Hola para ti también. —saludé, mientras pasaba una página de mi lectura.

—Lewis, necesitas conocer nuevas personas, ¿sabes? —Dijo Rikki, mirándolo con hastío—. Socializar, hacer amigos, crear vínculos afectivos, ¿sabes lo que es eso?

—Es que ustedes son la mejor compañía —Lewis le dedicó una sonrisa. Entonces noté que sostenía en su mano derecha unas tijeras. Lo miré con recelo. ¿Por qué anda con unas tijeras tan descuidadamente?, ¿No sabe que puede lastimar a alguien?—. Necesito cabellos. —dijo, respondiendo a mi pregunta no formulada.

— ¿Hah?

—Necesito hacer más pruebas, para mi investigación —dijo con sencillez, mirándola con cara de que debía ser demasiado obvio—. Si me permiten —entonces estiró su mano en mi dirección, alcanzando un mechón de mi cabello. Yo solo miraba un tanto perpleja como la tijera se acercaba peligrosamente a mí. Todo el proceso de perder un poquitín de cabello sucedió en cuestión de segundos, pero yo estaba impactada—. Listo. Bueno... Adiós.

— ¿Cómo se atreve a pedirnos cabellos? —espetó Rikki, una vez que Lewis se había ido.

—Solo me los pidió a mí. —corregí.

— ¡Es igual! —exclamó—. Él y sus experimentos están comenzando a molestarme.

—Solo quiere ayudar. —lo defendió Cleo.

—En verdad lo dudo. Solo le gusta molestarnos. Y ya deja de defenderlo.

—Estás enfadada. —qué observadora.

—Sí, tu cara da miedo. —comenté, con una sonrisa burlona.

Rikki nos miró con hastío.

—Si él fuera un conejillo de indias, también estaría enfadado —bufó—. ¡Y mi cara siempre ha sido así...! ¿Del lado de quien estás?

¿Cuándo se formaron los bandos en primer lugar?

—Solo digo que... si continúas con esa mala cara te vas a poner fea y arrugada, ¿verdad, Cleo? —dije, con toda intención de fastidiarla—. Anda, sonríe.

Rikki abrió la boca al mismo tiempo que levantaba las cejas por la sorpresa.

— ¡Ja! ¿Qué?

—Desde aquí te veo una que otra arruga. —me burlé.

—No me hagas reír —espetó. Un par de segundos después, se volvió hacia Cleo—... ¿De verdad?

—Ahm, ¿saben algo? —Intervino Cleo, haciendo caso omiso—. Conozco a Lewis desde los cinco años y nunca lo he visto enfadado.

Ambas arqueamos una ceja.

— ¿Ah, sí? —Cleo asintió, muy segura. Bueno, eso es...

—Interesante. —Rikki sonrió.

— ¿Qué parte es interesante? —cuestioné, frunciendo el ceño.

Ella sonrió ampliamente mientras se encogía de hombros.

—Solo quiero... comprobar si lo que dice Cleo es cierto.

—Lo es. —reiteró la morena.

—Ya la oíste.

—No está de más comprobarlo por nosotras mismas —insistió—. He estado pensándolo pero... ¿no tienen curiosidad por descubrir, por ejemplo, que Lewis en realidad sea un androide proveniente del futuro?

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now