Capítulo 88: Encierro.

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88: Encierro.

Solía tener pesadillas recurrentes con este momento. Todas ellas, sin excepción, terminaban de la misma forma: en suspenso. En un «continuará» incesante que me acompañaba incluso en mi día a día.

Papá descubría mi secreto por accidente y su reacción era la más genuina sorpresa y estupor que jamás había visto en su rostro hasta ahora, mientras me observaba de arriba abajo con los ojos y la boca abiertos como platos, como si por primera vez me notara, ¿saben? Pero justo cuando en el momento que papá iba a hablar... despertaba.

Dicho sueño se repitió varias veces a lo largo de los meses y siempre despertaba cuando papá estaba a punto de abrir la boca. Fue muy frustrante no poder descubrir cuál habría sido su reacción. Quiero decir, sé que no era real pero sería lo más cercano a una reacción a mi secreto que obtendría de él.

Y, en el fondo, anhelaba la indulgencia. Aún si fuese en un tonto sueño.

Ahora, nunca pasó por mi cabeza, ni en un millón de años, (ni siquiera en mis peores pesadillas) un escenario donde una fotografía jugaría un papel crucial en la revelación de nuestro secreto. Era más probable que sucediera por un aspersor, o incluso en la piscina, una salpicadura accidental por un vaso de agua habría sido plausible y no nos olvidamos del fregadero, ¿pero una cámara, una cámara submarina?

¿Cuáles eran las probabilidades?

Es una pena, pero no puedo pedir que le devuelvan el dinero a mi padre, quejarme con el fabricante no luce como una opción viable porque... quiero decir, la imagen era nítida, de buena calidad y lo más importante de todo: un fiel reflejo de la realidad.

Y he allí el problema.

No puedo decir nada, literalmente estoy sin palabras.

Porque todo lo que saldría de mi boca sería un confuso y tembloroso: oh, rayos, no. ¡No, no, no, no! Esto NO puede estar pasando.
Quiero decir, ¡no tenía el más mínimo sentido! ¡No lo tenía! Él no podía tener en su posesión una fotografía (de buena calidad) de mis amigas y de mí siendo sirenas. No, ¡no tenía sentido! Porque nunca le di razones (ni una sola) para sospechar de mí ¡siempre fui cuidadosa! ¡Siempre!

Me mantuve alejada de la piscina, evitaba por todos los medios posibles acercarme al jardín para no ser rociada por los aspersores, bebía agua en botellas ¡en un sorbete!

¿Qué error cometí?, ¿qué hice mal?, ¿qué falló?

Era consciente de la mirada expectante de papá sobre mí, pero en mi estado actual lo único que pude hacer fue arrastrar mis ojos de él, a la fotografía y de nuevo a papá y de regreso a la fotografía y repetir el proceso, boquiabierta. Lo he estado haciendo desde el momento en el que, de golpe, fui muy consciente de las implicaciones de la imagen en mi poder.

De lo que eso significaba... para mí... y para todas.

Por favor, sé solo una pesadilla. Por favor, despierta.

- ¿Es muy buena, no es así? -Como si intuyera que no estaba en la mejor disposición de hablar, papá rompió el silencio con un comentario casual y con solo escuchar su voz me tensé, como si mi cuerpo por instinto se preparara para pelear, huir o... congelarse-. Es de una cámara submarina - ¡¿Cómo?! ¡No lo noté en lo absoluto! No me di cuenta de lo cerca que estaba hasta que la fotografía fue arrebatada de mis manos-. Son muy útiles para el conteo de peces -entonces me dedicó una breve pero significativa mirada y no pude evitar fruncir el ceño-. Debería serlo -reflexionó por lo bajo, para sí mismo, curvando sus labios y esbozando una mueca presuntuosa-. Pagué mucho por ellas.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now