Capítulo 41: Malas relaciones laborales.

1K 94 24
                                    

Como venía siendo usual, desde que comencé a trabajar en el Juicenet, me encontraba atendiendo a los clientes, tomando notas, preparando jugos, limpiando lo que alguien derramara y etcétera.

Era un día ocupado y ruidoso, como siempre.

Pero en algún momento cuando estaba en medio de mis tareas, dejé de hacer lo que estaba haciendo para mirar, confundida, a mí alrededor...

Hace tan solo un segundo Wilfred estaba en la caja registradora... pero ya no se encontraba allí, y ¿a dónde había ido Emma?, ella estaba sirviendo a una pareja que acababa de entrar por la puerta ¿y qué hay de Nic?

En un abrir y cerrar de ojos, ya no estaban alrededor.

¿Me estaban dejando sola... con todo el trabajo?

¿Y por cierto, a dónde fueron todos? Y con todos, me refiero a... ¡todos!

Me hice esta pregunta cuando me percaté que había mayor número de mesas vacías que clientes. ¡¿A dónde se habían ido todos?! ¿Se fueron... sin pagar? Eso no puede ser.

Aunque no me encontraba del todo sola, pues una persona estaba sentada en una de las mesas más alejadas, completamente solo o... sola... ya que todos los demás se habían ido... hace quién sabe cuándo... a quién sabe dónde.

No podría decir con certeza si esa persona era un hombre o una mujer, pues la distancia a la que se encontraba hacía imposible para mí vislumbrar con claridad su rostro, apenas su silueta... la cual era borrosa.

Sin saber muy bien porqué, decidí acortar la distancia dando un paso adelante... y experimenté una sensación de ansia al comprender que no era la distancia entre nosotros lo que me hacía imposible ver su rostro... y me sentí obligada a poner en un segundo plano mi preocupación por el paradero de mi jefe, mi mejor amiga y mi crush.

Alcancé a dar dos pasos más cuando ocurrió algo inesperado: mi cola de sirena, anaranjada brillante surgió en todo su esplendor, ¿y qué hay de mí? ¡Pues nada importante! Solo que tuve un encuentro para nada romántico con el piso.

¿Cómo pasó esto? ¡En ningún momento toqué el agua!

Pero me obligué a dejar eso a un lado por concentrarme en lo más importante por el momento: Ocultarme, Secarme. Lo que ocurra primero pero ¡Rápido!

Teniendo eso en mente, decidí que arrastrarme y ocultarme detrás del mostrador parecía ser una opción más que válida, pero por más que extendía mis brazos y mis manos trataban de aferrarse a algo, mi cuerpo no se movía.

Al principio, no entendí por qué. Quiero decir; no había ningún impedimento físico deteniéndome y tampoco era un problema de mi cuerpo. ¿Entonces, porque razón, motivo o circunstancia sigo en el mismo lugar a pesar de estar moviéndome?

Como si las cosas no pudieran empeorar aún más, el cliente misterioso se puso de pie y, con parsimonia, caminó hacia mí.

Todos y cada uno de los pasos que daba, resonaban contra el piso, rompiendo el silencio que parecía querer oprimirlo todo... y no fue sino hasta ahora, que estábamos solo los dos, que fui consciente de lo silencioso que era el Juicenet, cuando no había nadie.

Y si no me había desesperado antes, ahora ya lo tenía permitido y todo.

¡Alto! —grité, tratando de arrastrarme con todas mis fuerzas, sin conseguirlo. Lo comprendí. Era mi cola. Era como si estuviera adherida al piso—. ¡No te acerques! ¡DETENTE!

¿Mi voz lo alcanzó? Elijo pensar que sí, porque cuando su mano estuvo a centímetros de alcanzarme, de pronto, se detuvo. Se quedó muy quieto... o quieta a centímetros de mí, con sus brazos colgando lánguidos a los lados de su cuerpo.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now