Capítulo 16: De provocaciones y consejos masculinos.

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Una vez que ingresamos al interior del cibercafé, distinguí, nada más correr la mirada alrededor, una mesa con asientos desocupados. Como si precisamente estuviesen esperando por nosotras. Lindo, me agradaban esas coincidencias.

Avanzamos y automáticamente y sin decir nada, ocupamos los asientos; Cleo se sentó a mi lado, mientras que Rikki ocupó un asiento enfrentado. En pocos segundos, se acercó una chica, con una pequeña libreta en sus manos y una sonrisa amable. Pedimos cuatro jugos con sabores de la preferencia de cada una, mientras esperábamos que llegase Emm.

Ese domingo, el café se encontraba a rebosar, tanto en la zona de la barra como en las distintas mesas dispuestas, bien al interior como en la parte exterior, que pertenecían al establecimiento. Aunque en comparación con el interior del café, afuera habían muchas más personas disfrutando de estar al aire libre.

El clima que acompañaba el verano predominaba cada vez más y se apreciaba en el ambiente con leves olas de calor, como ayer, un día abrasador. Pero hoy resultaba ser diferente; había una frescura casi inusual, impropia de la época que era grata para los de fuera.

De fondo escuché una canción muy pegadiza que hizo mover mis pies, al ritmo, por debajo de la mesa y en voz baja, tarareé la canción, sin prestarle demasiada atención a mi entorno.

Para Rikki, el tema de Elliott era algo del pasado; solo habían pasado como doce horas de lo sucedido en casa de Emm y ya ni mencionábamos el asunto. A mí me tenía sin cuidado, a decir verdad (cuando Emma regresó a la habitación, después de hablar con su hermanito, se veía muy tranquila, tal parece que había resuelto el asunto pues no volvió a mencionar nada al respecto).

—Oh, mira quién está allí. —con genuina curiosidad, me volví. No me sorprendió ver a Nic con el uniforme del café mientras que depositaba, con una sonrisa amplia, unos batidos sobre una mesa ocupada por un grupo de chicas que, si no me equivoco, estaban ayer en la playa.

Desde ayer que tampoco continuamos hablando del tema de Nic. Sabía que Rikki no lo olvidaría tan fácilmente como yo esperaba... así que tenía que lidiar con sus comentarios.

—Obtuvo el empleo hace unos días —mencioné—. Creí que seguiría con lo de salvavidas. Pero creo en el café le va mejor.

Rikki asintió y ladeó la cabeza, sin dejar de verlo.

—Lindo y soltero —sonrió con sorna—. Genial.

De inmediato sentí la mirada de Cleo puesta en mí, y la expresión burlona de Rikki.

Bien, no podía hacer nada al respecto. Es cierto: Nic puede salir, hablar y sonreírle a quien le apetezca. Entonces, ¿por qué Rikki me provocaba de esa forma?, ¿qué esperaba que hiciera?

—Sí, puedo verlo —confirmé, apartando la mirada con desinterés—. Es muy dedicado. —entonces vi que Nic se acercó a una chica de cabello castaño y le dijo algo de cerca. Al parecer fue muy gracioso pues ella estalló en risas.

Mucho. —Rikki dijo, con énfasis. Hizo una pausa, encogiéndose de hombros—. Estará encantado con ellas alrededor.

Bufé con incredulidad y cierto desagrado.

Nic no era ese tipo de chicos; él no era como Zane, que adoraba tener un séquito tras él.

—No muestra ser esa clase de chico. —intervino Cleo, negando.

Sonreí con autosuficiencia en dirección a Rikki.

—Porque no lo es. —apoyé.

— ¿No te molesta? —inquirió, y esta vez, todo rastro de burla había abandonado su rostro.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now