Capítulo 58: Hacer posible lo imposible

412 62 8
                                    

58.
Hacer posible lo imposible

Me bastó estar al teléfono durante veinte minutos para descubrir que yo no era la única que lo estaba pasando mal y que había estado llorando. Cleo también lo hizo, aunque nuestros motivos eran completamente diferentes. Yo lloraba por ira, impotencia y decepción hacia mi padre y hacia mi familia en general. Mi amiga en cambio, lloraba por haber arruinado las esperanzas de una persona muy querida. Es decir, de Lewis.

Mientras permanecía en el mismo solitario pasillo, recostada a la pared, mirando a la nada. Solo matando el tiempo hasta que llegara la hora de irnos a casa… porque no había manera alguna en el mundo en la que regresara a ese tonto seminario... recibí una llamada de Cleo, en la cual me contó todos los pormenores que ocurrieron en el concurso anual de pesca; tal parece que el invento de Lewis no le estaba ayudando para nada; al contrario, le estaba perjudicando. Sin embargo, Lewis creía de todo corazón que ese cebo, que según Cleo quién sabe de dónde lo sacó o cómo fue  que se le ocurrió, sería la clave para ganar la competencia. A pesar de que los hechos le demostraban lo contrario. Los otros pescadores no lo tomaban en serio y se burlaban de él; entre ellos, quien más molestaba a Lewis era el idiota amigo de mi hermano, Nate.

Cleo, por supuesto; no pudo quedarse de brazos cruzados e hizo todo lo posible e imposible por ayudar a Lewis. Y con lo imposible, se refirió a eso. Sí, así es; Utilizando un poco de… persuasión de sirena. Pero eso solo empeoró las cosas porque Lewis se metió en un problema gordo, para los estándares de un concurso de pesca.

Es decir, ¿cómo iba a explicar que pescó un atún, que es un pez que solo una sirena, como las chicas y yo, podríamos encontrar, ya que se halla en las aguas más profundas y es imposible atraparlo por esta zona?

Obviamente Lewis no podía explicar cómo lo hizo al menos no, sin mencionar a una de nosotras, así que lo echaron del concurso, acusado de hacer trampas. Oh, y otra cosa; Lewis está enfadado con Cleo porque él no sabía lo que ella había hecho y creyó que había atrapado al pez gracias a su invento. Naturalmente, cuando supo la verdad se enfadó muchísimo.

—Habrá algo que se pueda hacer, ¿no? —Inquirí, tras escuchar toda la historia, y de paso intentando consolar a mi amiga pues estaba hecha pedazos. O bueno, se la escuchaba hecha pedazos.

Cleo se culpaba así misma por lo ocurrido y… siendo sincera, sí era un poco su culpa. Aunque cabe recalcar que sus intenciones habían sido buenas. Lo malo es que lo había hecho sin pensar en las consecuencias, ¿y por qué había hecho tal cosa? Porque aunque no quisiera admitirlo, Cleo estaba enamorada de Lewis. Vamos, es que era demasiado obvio. Lewis no se había dado cuenta porque lo que tenía de genio en la ciencia, lo tenía de tonto en los territorios del amor.
Yo… entendía el sentimiento, más de lo que me gustaría admitir. Cuando uno está enamorado, hace demasiadas tonterías. Por ejemplo; en mi caso con Nic, una pequeña vocecilla molesta llamada cordura siempre me advierte que contarle la verdad a Nic, sobre ser una sirena, es una pésima idea por esto y lo otro. Pero la yo irracional, no quiere hacerle ni un poco de caso.

—Estamos hablando de Lewis; él es listo —dije, como si no fuese lo bastante obvio, intentando enfocarme en el problema actual—. Ya se le ocurrirá algo para regresar a la competencia.

—No lo creo. Tenías que verlo. Estaba realmente disgustado. Y ya es demasiado tarde, ya lo echaron —en ese punto, se le quebró la voz—. Y no es justo porque él no hizo trampas, yo sí.

—Debiste pensarlo antes de pescar un pez demasiado grande y de aguas tan profundas —reproché y eso pareció activar un interruptor en Cleo porque comenzó a llorar desconsoladamente—. Ok, detente —solté, severa—. ¿Conseguirás que regrese a la competencia? No lo creo.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now