Capítulo 71: Amiga especial.

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Amiga especial.

Recuerdo con exactitud la última vez que había visto a la señora Chatham, ¿y cómo no hacerlo? la situación fue una completa locura en ese entonces; con Rikki y sus poderes, con Zane desaparecido y la isla Mako en llamas se desató un caos de una magnitud planetaria y todo gracias a la intervención de la luna llena. Por lo que sí, en efecto, recordaba ese día muy bien.

También recordaba que luego de darnos la información que nos llevaría a localizar el paradero de Rikki y también el de Zane, la señora Chatham como era usual en ella: desapareció, se esfumó. De allí en adelante, no volví a verla. Ni una sola vez. Solo recibí noticias de ella por el contacto que Emma y Cleo habían mantenido con ella durante el último mes, y por pura suerte, pues eso nos llevó a enterarnos de la existencia de las fotografías en el cofre en el bote hundido de la señora Chatham.

Era natural que, teniéndola frente a mí, sintiera la necesidad de someterla a un interrogatorio pero, justo en este momento no era el momento adecuado, pues había algo un poco más urgente.

Algo como el...

—Este colgante.

Eso, el colgante, me dije.

Rikki caminó y se detuvo hasta plantarse frente a la señora Chatham, mientras le mostraba su teléfono celular en alto, a manera de muestra. La señora Chatham tomó el dispositivo y lo miró con una mezcla de extrañeza y curiosidad, pero al fijarse con atención en la imagen, no fue capaz de apartar sus ojos del teléfono. Es más; lo tomó por completo, arrebatándoselo a Rikki de las manos para dedicarse a contemplarlo con detenimiento, en absoluto silencio.

—Vamos.

No me desagradaba que Rikki fuese directo al grano, pero con toda la gente alrededor yendo y viniendo por el parque, lo mejor ahora era ir a otro lugar más privado, porque aunque la señora Chatham no había dicho una palabra y solo miraba la fotografía, era evidente que tenía algo para decir sobre el medallón.

Entonces, Cleo nos guió dentro de las instalaciones del Parque Marino hasta que nos hizo llegar a un área poco concurrida y estando allí tomamos asiento en unas bancas de madera, que se hallaban cerca del estanque de los delfines. ¡Buena idea!

Cuando volví a mirar a la señora Chatham, me dio la impresión de que aunque se hallaba sentada junto nosotras, su mente se encontraba a kilómetros de distancia. No había apartado sus ojos de la imagen en el teléfono.

—Lo reconoce, ¿no es así? —Emma formuló la pregunta con suavidad. Para este punto todas sabíamos la respuesta a esa pregunta; o al menos, la intuíamos. Solo quería confirmarlo.

La señora Chatham alzó la mirada y sus ojos azules se enfocaron en Emma y asintió con lentitud, sin decir una sola palabra.

Rikki, Cleo, Emma y yo nos miramos entre nosotras, sin saber muy bien qué hacer o qué decir en esta situación. Al menos yo no sabía muy bien como tomar su comportamiento. Me planté la opción de esperar hasta que ella decidiera contarnos por propia voluntad (eso ha sido lo único que he estado haciendo: esperar por la reacción de los demás) pero justo entonces la señora Chatham con una voz débil, temblorosa, pero audible murmuró:

—Era mi mejor amiga —acarició la imagen con una mezcla de cariño y añoranza, mientras una sonrisa se formaba en la comisura sus labios—. Era como yo —nos dedicó una mirada breve, pero significativa—. Y como ustedes.

Y ahí lo comprendí. La dueña del medallón era una sirena, wow. La idea de que existiese alguien como nosotras, aparte de la señora Chatham, ¡era genial! ¡Una veterana más en la vida de sirena! O; espera, quizás no era tanto así porque supongo que había dejado de serlo tal como hizo la señora Chatham.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now