Capítulo 25: Invitación y Celos.

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—Feliz fin de semana, chicos.

Cuando la alarma resonó por toda la escuela, el profesor dio por terminada Geografía, clase que compartía con mis adorables compañeros de curso; entre ellos, mi querido hermano y su ¿adorable novia? No perdí tiempo en tomar mis cuadernos y demás cosas, y encaminarme a la salida. Aunque, no todo era felicidad en mi vida: el profesor había dejado tarea, una que heredarían mis tataranietos, porque no me iba a alcanzar esta vida para terminarla.

Al poner un pie fuera del aula, experimenté la sensación de libertad durante unos segundos... entonces recordé que debía regresar el lunes, y se me pasó. Casi al mismo tiempo, alcancé a ver a Miriam, que en medio del pasillo... anunciaba alguna de sus famosas fiestas.

—... ¡Asegúrense de llevar un obsequio! —decía—. Que sea algo lindo y costoso...

Esquivando el mar de gente que iba de un lado a otro, como si de un tsunami se tratara, logré encontrar mi casillero, y sorprendentemente; pies, brazos, cabeza. Si, aún conservaba mis extremidades. Ya estaba acostumbrada a todo el jaleo que se originaba al terminar las clases, cuando todo el mundo quería salir primero que los demás y provocaban una suerte de tráfico. Mi prioridad, naturalmente, era salir ilesa, y hoy tal parece que había logrado mi cometido... pero, cuando estaba por introducir la contraseña, recibí un empujón que provocó que me fuera con todo y libros, en dirección al piso.

—Oh, ¿estás bien? mi culpa. —solté un respingo cuando me encontré con unos ojos azules, mirándome muy de cerca. Rápidamente tomó mis cosas, para luego ofrecerme su mano.

Wow, apareció como... por arte de magia.

—Eh. Gracias. —di un recorrido a mi alrededor notando algunas miradas dirigidas a mí persona.

—Casi nadie lo vio. Tengo reflejos rápidos. —recibí un guiño de su parte, y no pude evitar reír. Su sonrisa era perfecta; dientes blancos, rodeados por la piel, probablemente suave, de sus labios. Una vez estuve de pie, nos quedamos mirando. No era un silencio incómodo ni nada por el estilo.

— ¿Qué tal el partido? —inquirí, tratando de pensar en otra cosa. Nic, estaba en el equipo de futbol de la escuela y, al fijarme en su apariencia, notaba que había tenido un duro entrenamiento.

—Hacemos lo que podemos —hizo una mueca—... pero ¿te digo la verdad? — Se acercó como si quisiera contarme un secreto—. Apestamos... y como están las cosas no creo que participemos en la competencia nacional.

Bueno, no es que me sorprenda; nuestro equipo... nunca fue muy bueno que digamos.

—Hey, ¿es bueno que digas eso de tu propio equipo? —inquirí—. ¿Dónde está tu espíritu deportivo, eh? —lo empujé con el hombro y el rió, empujándome de vuelta.

—Se fue a algún lado. Nunca has visto nuestras prácticas, deberías...

—Oh, lamento interrumpir —justo en ese momento me di cuenta que una chica rubia de ojos color miel, estaba parada frente a nosotros—. Fiesta en mi casa esta noche ¿Vendrás cierto? —dijo esto en un tono de voz alto, mientras colocaba una invitación sobre la palma de su mano y la dejaba allí durante unos segundos.

—Claro, allí estaré. ¿Tú vendrás? —entonces, tanto Nic como Miriam, que pareció fijarse en mi existencia en ese preciso instante, me miraron. El primero con curiosidad e interés y la segunda, pues... no sabría cómo decirlo: presiento que primero muerta que tenerme allí.

—Ella no puede venir. —se apresuró a decir y, pese a todo, no pude evitar mirarla con cierta sorpresa.

— ¿Qué?

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now