Capítulo 05: Disciplina y Control.

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Capítulo 05:
Disciplina y Control.

No creo estar exagerando ni siendo dramática al decir que en un solo día mí vida dio un giro de 360 grados que lo cambió todo y no tengo ni idea si algún día volverá a ser la de antes.

En resumen: cuando toco el agua me aparece una cola anaranjada que desaparece al secarme. Como parte del paquete sirenita, obtuve un “poder” que me permite convertir… los líquidos en pegamento ¡Qué loco!

Emma, Cleo y Rikki están en la misma situación que yo, solo que las dos primeras obtuvieron otros poderes y… Rikki no posee ninguno. ¡Una locura, lo sé!

Luego de hablar y entender que las cuatro estaríamos metidas en un buen lío si alguien se llegaba a enterar de lo que éramos capaces de hacer, decidimos permanecer juntas para protegernos y que nuestro secreto no fuese descubierto.

No pudimos vernos mucho después de ese día pero intercambiamos números para estar en contacto por si algo sucedía. Sin embargo, un nuevo panorama estaba pronto a presentarse en nuestras vidas: la escuela. Debíamos estar preparadas.
Si ya era lo bastante malo regresar a la escuela siendo chicas normales, no me quiero imaginar cómo sería ahora que somos sirenas.

Resulta que evitar al agua no era algo que se lograba bebiendo agua en pajillas, o usando guantes para lavar los platos. El agua se encontraba en todas partes y en tres estados.

Cuando cepillaba mis dientes, allí estaba para darme los buenos días, cuando llovía allí estaba otra vez, cuando pasaba junto al canal… ¡allí estaba!, caminaba por el parque y los aspersores apuntaban en mi dirección, amenazantes. Corría el riesgo de transformarme en sirena cada dos por tres, literalmente.

Eso sin mencionar que la ciudad estaba atravesada por muchos canales de agua, lo que la asemejaba a una isla enorme, lo que a su vez incrementaba hasta las nubes las posibilidades de ser descubiertas.

Luego de pasar gran parte de valioso tiempo vacacional encerrada en casa, sin animarme a salir por miedo a que una gotita de agua me cayera encima, decidí que era tiempo de superarlo. O intentarlo, al menos. Digo, no podía quedarme encerrada para siempre temerosa por todo. La escuela empezaría pronto y me vería rara eludiendo el contacto humano.

Aparte, quería sacar provecho a mi nueva “habilidad” al mismo tiempo que encontraba una manera de entretenerme antes de volver a la escuela y superaba mi trauma o lo que sea que fuese esto.

¿Y cómo se supone que haría eso? Fácil.

Pasar el día entero recorriendo todas y cada una de las playas de Costa Dorada. Que no eran precisamente pocas.
Aunque muy pronto descubrí que no todo lo que uno planea, resulta.
Las playas estaban repletas de personas. Y no podía decir que me sorprendía.

Nunca antes le había tomado tanta importancia pero dada mi situación es un poquitín, mucho, molesto que la playa donde las olas parecían retar a cualquiera deseoso de subirse a ellas y lo invitaban a uno a deslizarme sobre su superficie… no estuvieran disponibles.

Y hoy, justamente, el clima era el ideal. Había olas enormes, con algunos chicos intentando dominar alguna ola feroz sin mucho éxito.
Yo encantada lo hubiera intentado pero por obvias razones no podría mover ni un dedo del pie para correr hacia el agua… no con público presente.

Con un resoplido, me senté sobre la arena. A pocos metros se encontraba un pequeño grupo de niños que parecían discutir con otro más joven. Yo llevaba media hora esperando a que se cansaran y se fueran, para poder darme un chapuzón, al menos uno corto.

—Vamos, Zac, ¡no seas cobarde! —desafió uno de los chicos, sonando impaciente—. ¡Todos nosotros lo hemos hecho! ¿Qué no eres hombre?

— ¿Y eso qué tiene que ver? —reclamó el aludido. Tenía piel morena y cabello castaño corto—. Yo no… no sé cómo hacerlo.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu