Capítulo 30: Piedra, Papel o Tijeras

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Cuando llegué a casa, lo primero que hice fue dirigirme a mi habitación y tirarme sobre mi cama violentamente. Estaba agotada, de varias maneras. Filmamos a la Señora G, por un rato más, y luego cada quien tomó camino a su respectiva casa. En general, fue un día bastante tranquilo; Emma estaba súper emocionada con esta idea que tenía y nos había pedido, o más bien ordenado, regresar mañana temprano, Rikki estaba de mal humor y se fue a algún lado, pero eso era común en ella así que no era un problema. Ah, con el detalle de que CASI le digo a Cleo lo que yo y Lewis... bueno, eso. Pero al final no tuve el valor.

Como resultado no estoy demasiado feliz con mi persona como para ir a nadar a Mako, pero como mínimo debía darme una ducha. Estando dentro de la tina y con mi cola de sirena libre, mi mente se despejó un poco y no pensé en nada más.

Pero después de ponerme el pijama y regresar a la cama, lo sucedido el día de hoy regresó a mi mente y me costó un poquitín dormir del todo bien. Pero me pregunto, ¿a Lewis le está resultando igual de difícil lidiar con esto? Ahora que lo pienso, desde entonces todo ha sido normal, ninguno de los dos hizo un gran drama respecto a lo que pasó, más bien es como si nada hubiese pasado.

Al día siguiente retornamos temprano con nuestro "trabajo".

—Luces, cámara, acción —a indicación de nuestra directora, comenzamos el rodaje—. Bien mamá, me gustaría hablar un poco sobre tú época de Salvavidas Juvenil. —la señora G, puso cara de sorpresa.

— ¿En serio?

—Sí, oí que eras muy buena.

—Bueno —la señora G. rió—. Lo curioso es que terminé el curso pero nunca fui a recoger el diploma.

— ¿De verdad? Es increíble —sí, extraordinario—. Es una pena que Lewis se pierda esto.

Rikki, Cleo y yo, nos miramos.

—Sí, una verdadera pena.

Y aproximadamente una hora más tarde, la tortura terminó... digo, la tarde llegó.

Cuando ¡por fin! terminamos con la grabación del día, Rikki repentinamente nos arrastró a Cleo y a mí a un rincón.

—Oigan, tenemos que detener esto —cuando no dijimos nada, Rikki continuó—. Tienen que admitirlo: es imposible que ganemos con la idea de Emma.

—Rikki, Emma se está esforzando mucho...

—Emma no está siendo razonable —la interrumpió, rodando los ojos—. Si no la detenemos ahora, cuando muestren su corto y todo el mundo se duerma del aburrimiento será demasiado tarde para lamentarse.

—No es tan mala idea —defendió Cleo. Rikki la miró con una ceja enarcada. Entonces, después de unos segundos Cleo abrió los ojos como platos como si se hubiese percatado de algo inquietante a través de telepatía—. ¡Pobre Emma! —negó, horrorizada.

— ¿Verdad?

—Tenemos que hacer algo, rápido.

—Esperen un momento —intervine—. No lo podemos decidir así nada más, sin hablar de que no contamos con el tiempo suficiente para empezar desde cero, y por cierto —entonces me dirigí solo a Rikki—, ¿tienes una idea mejor que la de Emma? —cuestioné, mientras esta vez era yo la que enarcaba una ceja.

—Sí, de hecho sí. —oh, eso no me lo esperaba.

— ¿De veras? —espera, ¡concéntrate!—. Aparte, ya sabes cómo es Emma. Cuando se le mete algo en la cabeza es un tanto difícil que cambie de idea.

—Cierto, Emma puede ser muy testaruda también.

—En algún momento de su vida tiene que rendirse con algo, ¿no lo creen? —Volvimos a quedarnos calladas—. ¡No tendremos oportunidad de ganar! ¿Es que no quieren el premio.... hacer un buen film?

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now