Capítulo 62: Rojo

454 69 8
                                    

Rojo.

— ¿Qué tanto sabes de él? —preguntó Lewis, refiriéndose a Karl.

—Es el abuelo de Nic. Algo más aparte de eso, no lo sé —Lewis adquirió un semblante pensativo—. ¿Tú crees que él sabe sobre...? —dejé la frase en el aire, pero él sabía con exactitud a lo que me refería.

—No lo creo —dijo, cuando lo miré con cierta duda—. Lo habría mencionado —supongo—. La gente de su época le atribuía orígenes sobrenaturales a acontecimientos que no tenían una pizca de sobrenaturales. Solo mira a la señora Chatham —acotó—. Sólo es supersticioso.

—Sí, Lewis, pero ella es un caso especial.

—Ohm… cierto.

Tal vez, Karl era un caso especial. Tal vez. De cualquier manera, si creía en la historia de Zane, no era una buena señal.

—Tenemos que asegurarnos —no me iba a quedar con la duda. Empujé la silla hacia atrás y me puse de pie, pero no pude dar un solo paso porque la mano de Lewis sobre la mía, me detuvo en seco—. ¿Qué pasa? —inquirí, con un tanto de impaciencia.

—Se fue, ya no está —era cierto, Karl no estaba por ningún lado. Cielos, era igual de escurridizo que la señora Chatham—. Y no creo que sea una buena idea hablar con él.

— ¿Por qué no? —Inquirí, sin ver el problema—. Tú mismo dijiste que no debemos preocuparnos por él. Decídete.

Lewis hizo una mueca y movió sus manos, como si no encontrara las palabras adecuadas para expresarse.

—Y no debemos —coincidió y no pude evitar mirarlo con una cara de “¿y entonces?”—… probablemente —agregó, con una mueca que me hizo desconfiar—. Ok, puede que no sepa sobre sirenas pero igual... tengo un mal presentimiento. Hay algo en él... es algo… es…

Lo miré por algunos segundos, con ojos entrecerrados y medité sus palabras.

— ¿Es porque fue grosero contigo, verdad? —aunque había sido una pregunta, estaba segura de que así era. Solo quería asegurarme.

—No, no, es porque... Sí, es porque fue grosero —admitió entonces, tras bufar—. Quiero decir, lastimó mis sentimientos —no pude evitar sonreír—. Soy sensible. —se excusó.

—Ya lo creo —asentí—. A mí tampoco me agradó. Fue muy extraño. —admití. Y era cierto, Karl había mostrado una actitud hostil para con Lewis, sin ninguna razón aparente… pues no lo conocía. Bueno, tal vez lo estoy pensando demasiado y así es su personalidad. De cualquier manera, había sido poco amable.

—Pero, en serio —añadió—. Déjamelo a mí. Yo hablaré con él.

—Ok —asentí—, está bien —me encogí de hombros—. Habla con el abuelo —lo animé. Lewis asintió mostrándose de acuerdo y luego entrecerró sus ojos azules con desconfianza, como si no creyera que hubiera accedido con tanta facilidad—. Y yo voy a hablar con el nieto —me zafé de su agarre y retomé mi caminata—. Quizás sabe algo. —por supuesto, debía averiguar qué tanto sabía pero la razón principal por la que quería ir con Nic era porque vi a Miriam en la barra, hablando con él… demasiado cerca.

—Ohm, espera…

No esperé a Lewis, me encaminé a la barra como un rayo y en un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba de pie junto a la rubia, sobresaltándola.
No la había visto desde que provoqué que se quedara atascada con aquella bebida, en mi piscina. En esa oportunidad la molesté un poco, sin que ella fuese consciente de que era yo la causante de ello, pero no me había quedado para recrearme de ese momento. Aparte, ese no había sido castigo suficiente. Aún no me he cobrado todas las que me ha hecho.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon