Capítulo 48: Cuarentena.

809 75 24
                                    

— ¿Acaso no fui lo suficientemente claro cuando dije que no causaran más inconvenientes a esta familia?

¿Qué pasa? ¿Era un delito untarle mantequilla a mi tostada antes de comerla? Porque es lo que hacía cuando papá rompió el silencio con un tono de voz cargado de ira contenida. Creí que sería un desayuno tranquilo, o lo más tranquilo que podía llegar a ser considerando quienes estábamos allí reunidos. ¡Estaba equivocada!

Habían pasado dos días desde que llegué a la mansión de mi padre pero era la primera vez que lo veía apropiadamente en esos dos días y verlo exaltarse de esa manera fue una sorpresa, al menos para mí.

Papá siempre estaba ocupado en su propia vida, en sus reuniones de negocios y no demostraba ninguna intención de querer pasar el dichoso tiempo en familia. Era un poco irónico que en un momento como el desayuno donde se supone debemos compartir en familia, nos regañaba por algo que yo ni siquiera sabía que había hecho.

Ahora tenía sentido para mí que se hubiera mantenido todo este tiempo en silencio, apretando el tenedor en su mano con cara de pocos amigos. Noté que Candy dejó su plato a un lado y fijaba su atención en papá, con los ojos abiertos, luciendo nerviosa y expectante. No parecía ser la primera vez que lo veía reaccionar así.

Y quizá Zane sabía algo porque miraba a papá, sin inmutarse.

— ¿Ahora qué? —noté por su tono que parecía aburrido—. ¿Descubriste mi plan de huir del país para planear mi boda secreta? —entonces Zane lo miró con burla y soltó una risa baja.

Zane se refería a lo que pasó en el parque marino. Cuando todos pensábamos, debido a una mezcla absurda de malentendidos, que mi hermano y mi mejor amiga estaban saliendo. Me sentí como una idiota esa vez, por haberme montado toda una película sobre un romance entre esos dos. Una vez aclarado todo el asunto, Zane encontró la situación bastante cómica y no paraba de burlarse. No pude evitar notar que parecía de buen humor. No pasaba lo mismo con papá quien una vez en casa nos echó la culpa, alegando que lo habíamos avergonzado.

—No veo porque eso te cause gracia, Zane. Hice el mayor ridículo de mi vida y todo por una tontería.

— ¿Y es mi culpa?

Paren el desayuno, me quiero bajar.

—No querías despegarte de esa chica. Es lógico que sus padres pensaran lo peor.

—No estaba... pegado a ella. Investigaba.

—Eso es lo que dices pero, ¿qué investigabas que era tan importante? Tus calificaciones no es que hayan mejorado mucho. —Papá se cruzó de brazos y alzó las cejas.

— ¿Quieres relajarte? ¡Cielos! ¡Algo de la escuela! —Está mintiendo, yo sé la verdad—. ¿Cómo creen que iba a gustarme Cleo? ¡Cleo! —sentí deseos de arrojarle mi comida a la cara. Pero estaba mal desperdiciar la comida y más en el rostro de idiotas.

Confirmar que Zane no albergaba interés romántico alguno por Cleo, me quitó un enorme peso de encima. No sé cómo podría digerir si por algún movimiento de las placas tectónicas, ellos dos comenzaran a salir. No puedo ni quiero imaginarlo. ¿Ya saben cómo dicen eso de que los opuestos se atraen? Y Cleo podía llegar a ser muy enamoradiza a veces.

No incluí a Emma y a Rikki en mis temores porque sé que con la primera comparte un vínculo fraternal debido a lo unidas que son nuestras familias y Rikki; bueno, ella lo odia así que por ese lado no tengo nada de qué preocuparme.

Y había algo más que había comenzado a molestarme; de un tiempo para acá, Zane había comenzado a mostrar demasiado interés en todo lo relacionado con criaturas marinas. Cleo nos dijo que esa fue la verdadera razón por la que él se acercó a ella en primer lugar. Y en una ocasión lo descubrí viendo un documental sobre los grandes misterios que escondía el océano y lo vi también en la biblioteca de la escuela leyendo un libro, que más tarde supe, trataba sobre mitos y leyendas del mar. ¡Sí, yo misma no lo puedo creer! Zane puede leer.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ