Capítulo 23: Rikki, la idiota.

1.3K 103 24
                                    

*.*.*

Capítulo 23:

Rikki, la idiota.

—Era bastante viejo, pero igual... es horrible cuando pasa —Cleo respiró profundo. Algunas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos pero no soltó ninguna—. Lo siento... trato de ser valiente.

—Cleo, no tienes que serlo —Emm la rodeó con un brazo, manteniéndola cerca—. No en un momento así.

—Los grandes momentos que hemos pasado juntos... ahora han terminado... ¡Pobre Pluto! —un sollozo escapó de sus labios, cuando ojeó el contenido de la caja entre sus manos—. Era... tan buen pez. —suspiró.

— ¿Cómo? Era... solo un pez. —Después de todo este tiempo manteniéndose apartada y en silencio... ¡¿es eso lo que se le ocurre decir?!

—Era leal. Era honesto. —Rikki puso cara de estar pensando.

—Dime ehm... ¿sabía trucos? — ¿es en serio?

—No, claro que no.

—Dime, no sé... ¿qué hacen los peces? —basta, basta.

—Lo mismo que hacemos nosotras, pero en el agua.

—Lo siento; solo preguntaba —se encogió de hombros. En este punto la mirada asesina de Emm debía de pesarle. Y mucho—. Y ahora: ¿a la basura o al inodoro?

— ¡Rikki! —exclamé; no deseaba escucharla más. Si esa había sido una broma, había sido de muy, pero que muy mal gusto.

— ¿Qué?

— ¡Ninguno de los dos!

— ¿Sabes cuánto tiempo le dedica a esos peces? —Cuestionó Emm, volviéndose para enfrentarla—. Los quiere demasiado.

— ¡Por favor! —Rikki, puso los ojos en blanco—. Los peces no tienen memoria a largo plazo; olvidan quien es ella cada tres segundos —le hice señas pero ella no se mostró interesada en mirarme a mí—.Esa no es una buena base para una relación.

—No te mataría tener una pizca de tacto —reprochó Emm—. Está pasándola mal.

—Está haciendo un drama por un pez muerto. —esta chica tenía una capacidad innata para dejarme sin palabras.

Miré la puerta del baño y volví a concentrarme en las chicas y luego otra vez la puerta.

—Oigan...

—Si no se trata de ti, no te interesa —Emm se cruzó de brazos y negó con la cabeza—. A veces eres tan egoísta.

—Chicas...

—Eso no es cierto.

Bien... he presenciado tantas, pero tantas peleas entre estas dos, que preferiría no verme involucrada nunca más, en ninguna de ellas: normalmente, Cleo y yo terminamos en medio de ambas... pues hoy no será ese día, no señor. Y a la primera oportunidad me escabullí... al baño.

Giré el picaporte y gracias a dios no tenía puesto el seguro. Volteé una última vez para ver a las chicas; chipas azules y rojas chocaban entre sí, enfrentándose, mientras se miraban fijamente. Haciendo uso de mis inexistentes habilidades ninja me deslicé dentro cerrando con tanto cuidado, como si mi vida dependiera de ello.

—Lo siento —volteé, encontrando a Cleo sentada en el borde de la bañera—. Solo necesito unos minutos.

—No, está bien... —con un gesto le resté importancia. Ella tenía la mirada gacha pero se notaba que había estado llorando, lo había escuchado. Por un momento no supe qué hacer o decir, mientras la "conversación" afuera llegaba a nuestros oídos; no había modo de evitarlo, estaban justo al lado—. ¿Qué opinas de quedarnos aquí hasta que sea seguro afuera? —propuse, examinando mis alrededores. Un pequeño baño, con bañera incluida, si no los proponíamos podía volverse un buen sitio para divertirse y pasar el rato con amigos mientras hablamos de todo un poco. Probablemente—. Bonitas baldosas; todas blancas. Hasta el techo —era la primera vez que me fijaba pero todo el cuarto era de ese color.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now