Capítulo 73: Relato de una traición.

416 61 11
                                    


Relato de una traición.

Lo primero que vi al empujar la puerta, semiabierta, del hogar Gilbert y adentrarme al tenuemente iluminado recibidor, fue a Emma, a Cleo y a la señora Chatham quienes se encontraban sentadas en uno de los sofás, conversando. Al notar nuestra presencia voltearon y nos miraron con una mezcla de sorpresa, expectación y curiosidad.

-Están aquí.

-Deberían mantener la puerta con seguro. -comenté, a propósito de que entramos a la casa con mucha facilidad. Quizás estaban esperando por nosotras, pero aun así...

- ¿Consiguieron el medallón?

Sentí feo y aparté la mirada apenas mis ojos se encontraron con los de la señora Chatham pues noté que los suyos brillaban con anhelo puro y al verla así no me sentí capaz de decir «Una rubia, como de nuestra edad...». No podía, no quería romper su corazón de esa forma, no era capaz de hacerle eso.

Así que en lugar de eso dije:

-Estamos trabajando en ello. -contesté rápidamente sin mirarlas a los ojos y al instante las miré, pues me di cuenta que hacer eso solo haría que notaran que mentía... pues la verdad era que no estábamos trabajando en ello. No estábamos ni cerca de «trabajando en ello».

Pero no entraría en detalles al menos no frente a la señora Chatham. Esperé durante algunos segundos y cuando pude estar segura que Rikki no contradiría lo que dije, supe que ella no comentaría el incidente en el Juice Net con Miriam. ¡Menos mal!

Digo ¿y si la señora Chatham sufría otro infarto al saber que el medallón estaba en posesión de otras manos (las peores manos) y que quizás no seríamos capaces de recuperarlo? ¡Cielos, no! No quería ni imaginarlo.

Porque no, no había manera en el mundo de que pudiésemos recuperar ese medallón. Estaba segura de ello. Miriam lo compró con el único propósito de molestarnos y si en algún momento hubo una mínima posibilidad de recuperarlo (en el hipotético caso de que Miriam accediera a entregarlo; a cambio de algo, por supuesto. No era tan estúpida como para pensar que lo entregaría así porque le salió del corazón), esta murió cuando Rikki contraatacó a lo salvaje.

Pero no podía echarle toda la culpa a Rikki por reaccionar así: Miriam se había ganado a pulso que mi amiga tomase represalias en su contra. Es más; aunque Rikki no se hubiese abalanzado sobre Miriam, yo habría buscado una forma de obtener venganza... de una forma más sutil, claro. Pero, para ser totalmente honesta lo que hizo Rikki solo empeoró las cosas. Aunque dudo que puedan empeorar más de lo que lo han hecho hasta ahora. Miriam nos odia un poco más de lo que ya lo hacía con anterioridad. ¡Pues muy bien, porque el sentimiento era mutuo!

Y justo entonces una idea perversa, una no muy moral, pero una idea al fin y al cabo, cruzó por mi mente.

No lo recuperaríamos; al menos no lo haríamos utilizando métodos convencionales.

-Les explico luego.

Cleo asintió, mostrándose conforme con la respuesta, sin embargo Emma entrecerró sus ojos y me miró suspicaz; y supe de inmediato que sospechaba que algo había pasado. Pero, tal y como hizo Rikki, no comentó nada al respecto.

-La señora Chatham nos hablaba de sus amigas -comentó Cleo, quien al parecer no había notado nuestro intercambio y pude detectar una genuina emoción en su voz, una vez Rikki y yo tomamos asiento en el sofá, frente a ellas.

-¿En serio? -inquirí. Quería escuchar eso-. ¿Y cómo eran? -miré a la señora Chatham con una mezcla de expectativa y curiosidad.

¿Saben por cuanto tiempo he estado esperando pacientemente, muy pacientemente a que ella nos hable sobre sus amigas, las antiguas sirenas, y sus aventuras hace cincuenta años? ¡Yo tampoco lo sé, perdí la cuenta! Lo que quiero decir es... ¡el momento ha llegado! ¡Viva! ¡Al fin! Pero me estoy dando cuenta que Rikki y yo llegamos tarde para escuchar una parte de la historia. Pues por como Emma, Cleo y la señora Chatham intercambiaron una sonrisa pacífica, en el «nos hablaba de sus amigas», supuse que había sido una conversación agradable.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now