Capítulo 49: El día correcto para tener una pijamada.

576 65 7
                                    

¿Es en serio? ¿Por qué? ¿Por qué tengo que verla incluso en mi casa? Eso era lo que me preguntaba cuando descubrí que tenía una visita indeseada.

Negué con la cabeza, decepcionada y enfadada cuando mis ojos se fueron a posar, de nuevo, en Zane.

Este estaba recostado en una silla frente a la piscina y Miriam se encontraba a su lado ocupando otra silla. Entorné los ojos con fastidio y bufé Por la bolsa de los canguros ¡¿qué hace ella aquí y donde dejó su dignidad?!

Y pensar que me hubiera ahorrado el momento si en lugar de estar parada como una idiota observando a la parejita, me hubiese ido a casa de Cleo como tenía pensado en un principio. Lamento la curiosidad que me trajo hasta aquí.

¡Ah! ¡No la soporto! Tan solo ver a Miriam hizo que mi sangre hierva y saber que me delató con mi padre... solo incrementó mi furia.

Si tuviera el poder de Cleo, podría usarlo para tirar a Miriam al agua sin que pudieran culparme por ello. Pero no, Mako me designó como Kayla: la chica que puede convertir el agua en pegamento.

No había mucho que pudiera hacer con ello, a menos que lo utilizara para adherir una cosa a otra. No podía usar mi magia en la piscina porque sería demasiado arriesgado, llamaría mucho la atención. Pero se me encendió el bombillo cuando vi a Miriam tomando una bebida.

Con las chicas habíamos acordado que no usaríamos nuestros poderes a menos que fuese necesario. ¡Esto era necesario! Y no le haría nada demasiado grave... solo sería una pequeña broma.

Levanté una mano y puse toda mi atención en el vaso que sostenía en sus manos. Si me concentraba lo suficiente podía ver la forma y naturaleza del líquido siendo modificadas. Era extraño pero podía ver en mi mente cómo ocurría el cambio. Hice un gesto como si soplara una pistola luego de dispararla y entonces decidí que era hora de irme.

Debía ponerme en movimiento si quería estar preparada para esta noche.

Pero justo cuando me encaminaba hacia la puerta, una voz me hizo detenerme.

— ¡Oye, espera! —y cuando volteé, Zane caminaba hacia mí... mientras sonreía.

— ¿Qué quieres, Zane? —dije malhumorada y también desconfiada, sin detenerme.

Definitivamente era una mala idea permanecer cerca de Miriam, Zane y una piscina. Pregúntenle a Cleo.

Ellos dos juntos eran una muy mala combinación. De hecho, estaba corriendo peligro justo ahora, si no me alejaba de ellos dos y del agua y las salpicaduras. Cuanto más rápido saliera de aquí sería mejor.

—Oye, oye —me vi obligada a detenerme cuando Zane me tomó del brazo—. Sólo quiero preguntarte algo. —añadió, mientras rápidamente me soltaba.

Por el rabillo del ojo alcancé a ver que Miriam seguía en la piscina y no apartaba sus ojos de nosotros.

—Bien. Te escucho —dije volviéndome hacia Zane, pero sin bajar la guardia—. ¿Qué sucede? —inquirí, sin andarme por las ramas.

— ¿Sabes si el señor Sertori está en su casa en este momento?

Había esperado que la conversación empezara de cualquier manera, menos de la forma en que lo hizo y no con esa pregunta.

—Ohm.... ¿Tal vez? —Dije y lo miré, confundida por la pregunta—. Yo que sé —me encogí de hombros. En primer lugar: ¿por qué Zane quería saber si el papá de Cleo estaba en su casa? —. ¿Por qué quieres saber eso? —ladeé la cabeza y lo miré, con genuina extrañeza.

—Gracias por nada —Zane soltó un bufido y lo fulminé con la mirada—. No importa. Lo averiguaré yo mismo. —pasó por mi lado, dirigiéndose a la puerta.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaWhere stories live. Discover now