Capítulo 1: Que comience la cacería

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Antes de comenzar me gustaría hacer un aviso. El nombre en clave de la protagonista se pronuncia quince-cuatro-seis. Espero que disfrutéis de la lectura.

 Espero que disfrutéis de la lectura

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Aria

—¡Mierda!

Maldita sea, se suponía que en esta misión sólo tenía que recoger un maldito maletín, no que me acabara jugando el pellejo.


—¡Aria! ¡Por fin respondes! —fue lo primero que escuché cuando contesté al teléfono.

—Lo que sea —dije ahogando un bostezo—. ¿Para qué me has llamado a las...? ¿¡Seis de la mañana!? ¡¿Marcus, acaso no sabe lo que significa descansar y domingo?! —grité medio incorporándome de la cama.

—Lo que tú digas agente 1546, pero tienes trabajo —respondió con exasperación—. Hoy a las diez de la mañana te reunirás con un sujeto en la estación del metro para recoger un maletín cuya información es de vital importancia.

Y acto seguido colgó. Gracias al cielo, tuvo el pequeño detalle de enviarme un correo con toda la información de la misión y adjuntarme una foto. El sujeto con el que tenía que reunirme era un hombre de mediana edad, con una pequeña cicatriz en la mejilla y era calvo.

—¿Y para esto me despierta a las seis de la mañana? —refunfuñé—. Pfff, por lo menos será fácil, solo tendré que recoger un maletín y entregarlo en la organización. Aunque mirándolo por otro lado, me siento una chica de correos.


Se oyeron disparos y varias personas cayeron al suelo con heridas de bala. La gente empezó a chillar y a correr de un lado a otro intentando huir. A pesar del caos reinante, localicé al hombre. Intentaba pasar desapercibido, fallando miserablemente en el intento.

Su postura tensa y actitud de estar a la defensiva ocultando inconscientemente el maletín, no ayudaba. Era presa fácil si alguien tenía los datos clave para ir a por el objeto en cuestión. 

Intenté llegar a él, pero un hombre le disparó en la cabeza por detrás matándolo instantáneamente. Chasqueé la lengua, otro cuerpo más.

Ni siquiera se molestó en esconderse. Corrió a por el maletín, pero yo fui más rápida y lo cogí antes de que llegara debido a que estaba más cerca. Sin embargo, me di cuenta de un pequeño detalle que había dejado pasar: estaba sola, ante el enemigo, desarmada y al descubierto. Oí otra ráfaga de disparos y sin pensármelo dos veces, hui del lugar.

—Genial, espero que Marcus no me mate si ellos no lo hacen antes —mascullé mientras corría.

—¡Alto! —escuché a mis espaldas.

Ja, idiotas, ¿acaso se creían la policía? Si pensaban que iba a dejar que me acribillaran como a un cordero, lo llevaban claro, porque aquí, yo era el lobo.

Si mi memoria no me fallaba, había cinco hombres en la estación y puede que hubiera más por los alrededores. Rezaré para que el hombre de la cicatriz tenga un arma escondida entre su ropa, pero antes, debía de esconder este maletín en un lugar seguro.

Por este motivo tendría que ir armada a cualquier sitio, nunca se sabe qué se va a encontrar una. Maldigo el momento en el que dije que esta misión iba a ser fácil.

Paré instantáneamente al ver un cubo de basura abandonado en una bocacalle desierta. Miré a mi alrededor y parecía que les había despistado... De momento. Metí el maletín al cubo de basura y lo rellené de papeles, revistas y cartón. Ahora solo cabía esperar que los hombres no me encontraran, ni a mí ni al maletín, y que los policías no hubieran llegado aún a la estación.

Volví y.... ¡Bingo! Estaba desierta, no había nadie a excepción de los cuerpos sin vida de algunas personas. Cacheé al hombre del maletín y por suerte tenía una Walther P99. Estaba cargada, lo que significaba que tenía quince balas a mi disposición. No me gustaba esta pistola porque era pequeña para mi gusto, pero por suerte, estaba acostumbrada a utilizarla al tener una igual, ya que era perfecta para llevarla camuflada entre la ropa.

Escuché atentamente mi alrededor y me escondí detrás de la pared al oír unas voces cercanas.

—¿Has encontrado el maletín?

—No, y a la chica tampoco. Vamos a ver si este sujeto tiene alguna información para saber dónde lo ha llevado.

Una vibración en mi pantalón me llamó la atención: era un mensaje de Marcus, el agente Black.

Mátalos

Vaya, al parecer los de arriba no querían testigos.

"Bien, que comience la cacería" pensé mientras sonreía.

Me eché la capucha a la cabeza, me aparté de la pared y disparé, dos disparos perfectos, mortales. Me pasé la lengua por el labio superior al sentir la adrenalina correr por mis venas, dos menos. Faltaban tres.

Agente 1546Where stories live. Discover now