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¿Qué es dejar que la vida se te vaya de las manos sin disfrutarla? Probablemente muchos digan que es estar todos los días tumbado en el sofá mirando una serie, o durmiendo todo el día, o solo no haciendo nada, pero para mí... es pasar 11 años encerrada en este maldito lugar, eso es perder tu vida, ver cómo pasan los años, como las personas hacen sus vidas afuera mientras que tú pasas esa vida dentro de cuatro paredes blancas.

—Yun -como siempre, la enfermera me tenía el suficiente miedo como para solo hablarme detrás de la puerta blanca de metal, segura lejos de mí -el oficial Owen quiere hablar contigo

—¿Qué quiere ese hombre? -volví mi mirada a la venta, realmente me importaba poco lo que él tenía que decirme

—No lo sé, tienes que ir con él para saber qué quiere

—... Está bien, iré, ya estoy cansada de que siga viniendo

Desdoblé mis piernas y bajé de la cama, poniéndome, como las reglas del hospital lo decían, de espaldas a la puerta, con las manos a los lados de mi cabeza, era como si me hubieran encerrado en una prisión y no en un hospital.

—Lista -dije

Escuché el seguro de la puerta y después sentí cómo las manos de la enfermera me tomaban por las muñecas, apareciendo delante de mí para inmovilizarlas con las esposas.

—Se supone que, si tengo un buen comportamiento, ya no usan esas cosas conmigo, he tenido buen comportamiento desde hace años -me quejé

—Lo siento, Yun, pero son las reglas

—Lo que dije son las reglas -susurré

—Reglas que no están escritas -me contestó

Salí detrás de la enfermera caminando por los pasillos y mirando a mis demás compañeros dementes en sus respectivas demencias hasta que llegamos a una oficina donde la enfermera me dejó entrar solo a mí, cerrando la puerta detrás de mí.

—Yun -saludó el hombre que había venido a verme varias veces este mes y que ciertamente ya me tenía harta, no sabía en qué idioma decirle que no quería verlo para que me dejara en paz

—Oficial Owen

Era un tipo apuesto, unos 30 o 35 años, no lo sé con seguridad, alto, cabello castaño, linda cara, ojos grandes y cafés, labios gruesos, cuerpo deportivo.

—Siéntate -señaló la silla frente a él, como si hubiera más de dos sillas en esta habitación -por favor -al sentarme, dejé mis manos sobre la mesa de metal, estaba fría y el clima de la habitación no ayudaban con esa temperatura, tenía mi piel de gallina, tenía frío aquí dentro

—¿Siguen con eso? -señaló mis esposas con un movimiento de cabeza –¿No se supone que eres un paciente con buena conducta?

—Al parecer, reglas no escritas del hospital -levanté los hombros sin darle mucha importancia a lo de las esposas

—Como sea... -suspiró y después me miró con una amplia sonrisa

—Pareces estúpido con esa sonrisa

—Mi sonrisa será estúpida, pero no la noticia que tengo para ti

—¿De casualidad llueven diamantes?

—¿Qué? -preguntó confundido -no, eso no

—¿Entonces qué es una buena noticia para mí?

—Te daré tu libertad

—¿Mi libertad?

—Aja -sonrió orgulloso

Psycho (KimNamJoon)Where stories live. Discover now