Capítulo 30 "Coincidencia"

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POV Jazmín
¡Mierda, mierda! ¿Por qué? ¿Por qué causa esto en mí? Lo estaba consiguiendo. Hacía más de tres semanas que ni siquiera había soñado con ella ¿Por qué casi la cago?
Dejé caer mi cabeza sobre el volante de mi auto, el cual había detenido hacía unos minutos.
Nunca había estado en esta situación. Nunca me había sentido tan dividida en la vida. Por un lado estaba Elena, a la cual quería mucho, no podía negarlo y con la cuál había planificado pasar el resto de mi vida. Era algo tranquilo, seguro y necesario. Pero por otro estaba Flor… y con ella todo era diferente. Era como si fuera parte de mí. La atracción que causaba en mí no tenía explicación. De solo verla hacía mi cuerpo temblar de arriba abajo como hacía rato que no hacía.
Su pelo negro, sus ojos, su boca… todo en ella me volvía loca. Aún recuerdo lo que pensé cuando la vi por primera vez. Había acabado de salir del ascensor cuando la vi ahí sentada tan hermosa. Creo que fue la primera vez que una mujer me impactó de solo darle una mirada.
Luego cuando me acerqué a ella y traté de comportarme como toda una hija de puta con la intención de darle miedo descubrí que ella no me tenía miedo como los demás, y debo admitir que eso me trastocó. De a poco me fui acercando y la conocí más y más… y terminó fascinándome más de lo que lo había hecho alguna mujer en la vida.
Me recosté al espaldar y solté todo el aire que tenía acumulado. Si no sacaba a esta mina de mi cabeza iba a morir.
Para colmo mi móvil volvió a sonar y era Elena
-Hola, Elen- dije como pude
-¿Jaz? ¿Dónde estás?-
-Recién salgo del trabajo. Ya voy para allá ¿Todo bien?-
-Sí, re. Solo que quería que vieras unas cosas para la boda-
-Ok, ya salgo- y colgué
Eso era otra, la boda. La dichosa boda que yo no sé en qué momento se acordó. Yo nunca le pedí matrimonio a Elena, ella simplemente asumió que debíamos casarnos y se empeñó en eso. Y ahora me veía envuelta en una boda, que iba a costar más que la mismísima casa en la que vivía. Pero tenía que hacerlo… por ella. Elena era muy sensible y sabía que si me negaba podría hacer lo que yo tanto temía.
Al día siguiente…
Llegué a la oficina súper temprano, por lo que me puse a adelantar las cosas que tenía atrasadas de ayer. Para mi mala suerte Trini no era muy ducha en estos asuntos, por lo que prácticamente trabajaba sola… extrañaba a Flor, y no solo en el ámbito personal.
Tocaron a la puerta y al alzar la mirada me encontré con la incompetente chica que tenía ahora como ayudante
-¿Quería verme, señorita del Río?- me dijo sin dejar de andar en su móvil
-Sí, primero que todo… celular fuera- le indiqué y ella lo guardó de mala gana –Y segundo ¿Dónde están los informes que te pedí?-
-¿Qué informes?- mis ojos se abrieron con rapidez, debido a que había sido un pedido bastante urgente
-¡¿Estás de joda?! ¿No?- dije bastante alterada
-Eh…-
-Trinidad, ¡¿Vos no fuiste a buscar los documentos?!-
-¿A dónde se supone que debía buscar los documentos?- me dijo con voz de boluda y sentí la sangre de mi cuerpo hervir.
Me levanté de mi asiento llena de rabia y la miré con ganas de decirle de todo, pero me contuve. No podía perder más tiempo, esos documentos eran de vida o muerte. Sin ellos no podía demostrar la ilegalidad de los terrenos al lado del lago, por lo que no podía evitar la construcción de la dichosa fábrica.
Sin decirle una sola palabra a la incompetente de Trini, salí de la oficina tomando mi campera. Prácticamente corrí hasta el ascensor, debía ir antes de que fuera el medio día, sino mi fuente se iría y perdería la oportunidad.
El ascensor se abrió y yo entré sin mirar, lo que provocó que yo tropezara con nada más y nada menos que con Florencia. Ella venía distraída también y por culpa de mi torpeza hice que se le callera todo lo que tenía en la mano.
-Ay, no, Flor, que boluda- dije agachándome para recoger los papeles de ella
-No, no pasa nada. Solo ten más cuidado- dijo ella con una sonrisa -¿A dónde iba así?-
-Ah, nada, que la boluda de Trini la re cagó y si no llego a tiempo al juzgado, puedo perder algo muy importante-
-¿Relacionado con un caso?- me preguntó
-Sí, con el del lago y la fábrica-
-Pensé que lo habías solucionado-
-Sí, pero ya sabes… Bueno, me voy- le dije entrando al ascensor. Aunque quisiera seguir hablando con ella no podía perder más tiempo
Pero me quedé sorprendida al ver como ella también entraba
-Te acompaño- me informó y fruncí el ceño –Sí, te acompaño. No me mires así. Yo comencé ayudándote y quiero hacerlo de nuevo-
La miré por  un segundo y no pude evitar sonreír
-¿Qué? ¿De qué te ríes?- me dijo sonriendo también
-Nada, que sos muy linda- le dije y noté como se sonrojó un poco –Ojalá, Trini fuera la mitad de buena que vos-
-Lo dudo que haya alguien tan bueno como yo- dijo ella apretando el botón del ascensor
En menos de quince minutos ya estábamos en el juzgado, y gracias a Dios había conseguido llegar a tiempo. Tras hablar con mi contacto y conseguir los papeles, fui de vuelta a mi auto, donde me esperaba Flor
-Listo- dije entrando al auto
-¿Los conseguiste?- me preguntó y yo los alcé para que los viera –Bien-
-Sí, a esta hora mañana ya va estar expuesto a todo el mundo. ¿A ver si se atreven a seguir con la construcción?- dije y no pude evitar que mi tono sonara victorioso
-Esa es la Jazmín del Río que conozco- me dijo y me sacó una sonrisa
De repente sonó mi teléfono y me maldije interiormente. Era como si ese aparato estuviera empecinado en arruinar los pocos segundos que me permitía con Flor. Miré la pantalla y fruncí el ceño confundida al ver quién era.
-¿Qué pasa?- me preguntó Flor al ver mi cara de confusión
-No sé, es mi vecina- dije y contesté -¿Hola?-
-¿Jazmín?- se oyó de la otra línea
-Sí, soy yo, ¿Qué pasa?-
-Es que recién vengo de comprar el pan y me encontré a Luna bastante asustada a las afueras del edificio-
-¡¿A Luna?!- mi preocupación se hizo notar. Quería mucho a esa perrita -¿Dónde? ¿Cómo?-
-No sé, solo la vi y por suerte me reconoció. La tengo en mi casa-
-Ya voy para allá- dije y colgué sin dejar responder de vuelta a la señora
Sin decir nada a Flor, di la vuelta en U y me dispuse a ir a mi apartamento
-¿Qué pasa?- me preguntó la morocha que iba a mi lado
-Un problema. ¿No te jode acompañarme? Va a ser rápido-
-No, no hay problema. ¿A dónde vamos?-
Dudé en responder – A mi casa-

Labios Compartidos (Flozmín)Where stories live. Discover now