Capítulo 25 "Atada"

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POV Jazmín
Ese día tuve que irme temprano a mi casa, el hecho de volver a besar a Florencia me había sacado de mis cabales. No podía concentrarme por lo que decidí ir a descansar. Al llegar a mi departamento me dejé caer sobre el sofá de cuero que había en el medio de la sala.
Muy pronto sentí alguien lamer mi mano. Abrí los ojos y sonreí al ver que era mi perra Luna. Era un labrador, la cual tenía desde que era una cachorra. Amaba a los animales y Luna era la evidencia de eso.
Dejé que se subiera sobre mí, pegando su gran y peludo cuerpo a mi abdomen. Me quejé un poco, debido a que pesaba, pero me aguanté y comencé a acariciarla. En estos momentos algo de cariño desinteresado era lo que me hacía falta.
-Ay, Luna. Te envidio ¿Sabes?- puedo jurar que ella me escuchaba –Sí, te envidio. Vos no tenés que lidiar con lo que yo lidio. Si te gusta un perro vas y le hueles, y si lo quieres cambiar vas y lo cambias, como si nada… en cambio yo…- suspiré
En ese momento Luna salió corriendo al oír la puerta de la casa abrirse. Alcé la mirada y vi como entraba Elena.
-Jaz, ¡¿Puedes quitármela de encima?!- me dijo desde la puerta pues Luna estaba rodeándola mientras le ladraba.
Llevaba junto a Elena 5 años y aún no había conseguido hacer que se llevara bien con mi perra. Desde el principio no le había caído bien a mi mascota, pensé que eran celos, pero ya era constante.
-¿Cuándo vas a deshacerte de esto?- dijo señalando a mi perra mientras yo la alejaba
Fruncí el ceño
-Nunca- contesté encerrando a Luna en el cuarto- Sorry- le dije a la perrita
-Que te quede claro que cuando nos mudemos a la nueva casa, ella no viene-
-Elena…- iba a pelear
-Jazmín, no hay discusión-
Yo me callé la boca no quería discutir. Sé lo que parece, que Elena y yo somos totalmente opuestas. Y es cierto. Pero en un principio eso fue lo que me atrajo de ella.
Nos conocimos de adolescentes, y ella era una nerd de la escuela, mientras que yo… yo era algo loca, debo confesar. Durante una fiesta nos enrollamos y desde entonces estamos juntas. Éramos tan diferentes, pero a pesar de eso habíamos hecho que funcionara.
-Ya hablé con papá- me dijo sacando cosas de su bolsa –Y consiguió aquel palacete para la ceremonia-
-Ah, Elena… ¿No crees que es un poco excesivo? Quiero algo sencillo- me quejé
-Pero yo no- dijo la chica sin mirarme a los ojos
Después de años de noviazgo a escondidas, hace 5 nos habíamos formalizado y ahora estábamos comprometidas. La boda se celebraría en tres meses. No era el momento indicado para dudas
Ella estaba en la cocina cuando de pronto noté una marca en su mano, odiaba verla. Me traía recuerdos oscuros del pasado. Recuerdos que no quería traer a mi mente en estos momentos.
Ella se dio cuenta de mi mirada atenta a su cicatriz y se la cubrió con la manga de la chaqueta
-Lo siento- murmuró
-No pasa nada- le dije acercándome a ella
-No, en serio. No me gusta que la mires- me dijo con ternura
-Es parte de tu pasado ¿Ok? Y del mío. Está ahí, no puedo negarlo- le dije tomando su mano y dejando al descubierto aquella cicatriz
-Gracias- murmuró y me besó en la boca
En ese momento todo salió de mi cabeza. Fue como si regresara a casa después de un largo viaje. Es cierto que la quería a Flor, de hecho, ningún beso de Elena se comparaba a los suyos. Pero al recordar todo lo de años atrás, aquel beso dulce de mi chica y ver nuevamente aquella dolorosa cicatriz… me di cuenta de algo. Me di cuenta de las razones que me ataban a Elena. Razones que importaban más que cualquier tipo de atracción carnal.
Yo le había entregado mi corazón a Elena, hacía años y tenía planificado que ella lo siguiera teniendo. A veces hay cosas más fuertes que el amor.

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