Labios Compartidos (Flozmín)

Capítulo 21 "Un beso"

¡Dios, que dolor de cabeza! Tenía una resaca del carajo. Abrí mis ojos con más trabajo que de costumbre. Me estiré en aquella cama sin recordar nada, cuando de pronto tropecé con alguien. Miré a mi lado y mis ojos se abrieron completamente al ver a mi acompañante
Era Flor. No pude creerlo ¿Qué había hecho? No recordaba nada de anoche, pero el hecho de amanecer en su cama y abrazada a ella hacía que fuera más que evidente la situación. La vi por un rato y no pude evitar suspirar con su cara. Se veía tanta paz en sus expresiones que me dieron unas locas ganas de besarla. Pero no…
Traté de levantarme lo más lento posible. No quería despertarla. Mierda, mierda, la había cagado. Me había acostado con ella y no recordaba nada, para colmo. Cuando ya había sacado mi cuerpo de la cama, noté como la morocha se estiraba en la cama
-¿Qué haces?- me dijo media dormida
Yo no supe que contestar
-¿Estás mejor?- dijo reponiéndose
-Sí, mucho mejor. Yo…- la miré y me perdí en su mirada llena de inocencia. Suspiré y me llevé las manos a la cabeza –Flor ¿Qué hicimos?- dije agobiada
Ella frunció el ceño confundida
-¿De qué hablas?- me preguntó
-De anoche, Flor. Tú y yo ¿Qué hicimos? ¿Cómo acabé? ¿Cómo acabamos en la cama?-
Noté su mirada de desconcierto por unos segundos hasta que se dibujó una sonrisa confusa en su rostro
-Jazmín, no hicimos nada-
-¿Qué?- confundida
-Anoche no pasó nada en esta cama- ella notó mi desconcierto y se acomodó para explicarme –Anoche te emborrachaste mucho en la fiesta y caíste al suelo-
-¡¿Qué?! ¡No!- dije alarmada -¿Me vieron?-
-Pocos, pero sí… por suerte Mariano me ayudó a traerte-
-¿Mariano? ¿Él me trajo?- estaba muy confundida. A pesar de que lo quise mucho, mis relaciones con él no eran las mejores en estos momentos y menos después de lo que le hice
-Sí, me ayudó-
Fruncí el ceño mirando al suelo
-Luego te acosté acá y te dormiste… a mitad de noche me pediste que te abrazara y lo hice- dijo con simpleza
Solté una bocanada de aire aliviada y vi como ella me miraba triste
-Tan malo hubiera sido- me dijo con un tono apagado
-¿Qué?- la miré confundida y sus ojos estaban húmedos
-¿Pasar la noche conmigo? ¿Besarme? ¿Tan malo hubiera sido para ti?- sentí como se ahogaba en sus palabras y mi corazón se estrujaba
Me acerqué a la cama, pero ella se alejó, por lo que di un paso atrás
-No, no, Flor, no digas eso- le supliqué –Es que…-
-¿Qué? No hace falta, Jazmín- me dijo muy seria –No me hagas caso. Es una tontería seguro se me pasará. Soy una tonta al creer que…-
-No- la interrumpí y me miró con esos ojos castaños –No sos una tonta. Para nada. La única tonta soy yo-
-No, si soy un a tonta. Fui una tonta al confiar, fui una tonta al dejar a Dani, fui una tonta al… al… al creer que querías besarme-
Mis ojos se abrieron como platos ante esa confesión. Era la primera vez que hablábamos tan directamente sobre lo que nos pasaba, y mi corazón se aceleró-
-¿Quién te dijo que no quería?- le dije con la voz gruesa
Ella me miró sorprendida y agobiada –Entonces, ¿Por qué no lo hiciste?-
-Porque… porque… no lo sé- dije acercándome a ella de golpe y tomándola de las mejillas
Sí sabía el por qué no la había besado, pero en ese momento con mis labios casi junto a los suyos y su mirada directo en la mía, todo se había borrado de mi cabeza. No recordaba ni mi nombre cuando decidí sellar el espacio que había entre nosotras.
Fue un beso suave y delicado, pero a la vez lleno de necesidad. Me separé un segundo y ella tenía sus ojos cerrados. Me mordí el labio y no pude evitarlo. La tomé de la nuca y me aferré a ella. Presionando sus labios con más fuerza. Muy pronto sentí como mordía mi labio inferior, cosa que me hizo salir de mí. Sus manos envolvían mi cuello y me dejé caer junto a ella en la cama. Nuestras respiraciones agitadas solo me provocaban a continuar el beso
Nunca antes había sentido esto con un beso. Mi corazón iba a mil y mis labios saboreaban los suyos. Tenía un ligero sabor a chocolate a caramelo, como a mí me gustaba.  Nos separamos después de un rato y nuestras miradas se quedaron conectadas, mientras nuestras respiraciones agitadas se escuchaban en toda la habitación.