Capítulo diecisiete; Go

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6:55

Dentro de cinco minutos, abrirán las celdas y tendremos exactamente sesenta minutos para irnos de aquí.

«El corazón me va a mil, estoy muy nerviosa»

Me acerqué a la puerta de mi celda, con el uniforme escondido debajo de mi sudadera gris.

—Hora del descanso—abrieron todas las celdas. Esperé unos segundos y salí para caminar hacia la celda de Sucre y Scofield.

—¿Lista?—preguntó Michael al verme delante de su celda. Le sonreí.

—Más que nunca—me dejó pasar a su celda, para poner mi uniforme debajo de su colchón.

Poco a poco, los demás fueron viniendo para dejar el uniforme en la celda, al igual que yo.

Ya estábamos Franklin, Abruzzi, Westmoreland y yo. Me acerqué a Charles al verle mucho más pálido que antes.

—Charles...—empecé a hablar pero me interrumpió.

—Tranquila Allison, estoy bien. Llegaré—me sonrió débilmente, pero eso no hizo disminuir mi preocupación por él.

—Guardia—avisó Michael. Me giré para ver al guardia, quien nos miró a todos para luego seguir su camino.

Caminé hacia Benjamin, quien estaba apoyado en la barandilla mirando a su antiguo grupo de presos. Me apoyé de la misma forma que él.

—Olvídalos—murmuré—. No los vas a volver a ver.

—Eso si salimos de aquí—me miró de reojo. Miré al cabecilla de ese grupo y alcé las cejas.

«Se cree muy duro por tener a cinco personas a su alrededor»

Él me miró al darse cuenta y me imitó.

—¿Qué coño haces? ¿Sabes que ese tipo me quiere muerto?—preguntó enfadado. Aún me seguía mirando. Aparté un segundo la vista para mirar a Benjamin.

—Vete a la celda y dile a Michael lo que me acabas de decir, te dejará entrar el primero—dije al ver cómo otro hombre le llamaba la atención y le daba disimuladamente algo puntiagudo al que me estaba mirando.

—Estás loca Adams—soltó un bufido—. Gracias—murmuró C-Note antes de irse a la celda.

—Lo sé—susurré. El hombre me seguía mirando. Rodé los ojos para luego girarme y entrar también en la celda, la cual los demás tapaban. Vi a Michael colocar el váter nuevamente en su sitio y se giró en mi dirección.

—Todo saldrá bien, tranquila—dijo acercándose a mí.

—Estoy tranquila—dije confundida. Él me miró con burla.

—Te dije que no sabes mentir—me señaló—. Estás haciendo eso que haces siempre con el collar—rió un poco. Fruncí el ceño al darme cuenta de que tenía razón: estaba acariciando el colgante, moviéndolo de un lado a otro sin darme cuenta. Lo solté y pasé mi mano por mi nuca, para rozar un poco la llave. Suspiré aliviada.

—Odio que te fijes tanto en esas cosas—murmuré cruzándome de brazos. Aunque en el fondo, ambos sabíamos que no era así. Él rió, para luego retirar, una vez más, uno de mis mechones de mi cara. Sí, siempre iba despeinada. En esta cárcel no había cepillos que peinasen bien mi pelo, el cual me llegaba hasta la mitad de mis pechos.

Michael no apartó su mano de mí. Me acarició la mejilla con el dorso de la mano y sonreí ante su tacto tan delicado. Iba a decir algo, cuando alguien entró en la celda. Mike miró detrás de mí, apartando su mano lentamente de mi mejilla.

Allison Adams [Prison Break]Where stories live. Discover now