Allison Adams [Prison Break]

Capítulo tres; Cute Posion

-Adams, tienes visita.

A cualquier preso le parecerían totalmente normales esas dos palabras, ya que significan que algún amigo, familiar o pareja te viene a ver.

Pero claro, yo no era un preso normal.

Y como mi curiosidad me estaba matando, necesitaba saber quién era la persona que me había venido a visitar, ya que no conocía a nadie fuera de Fox River que supiera que yo estaba aquí.

Iba detrás de Sucre caminando, cuando de repente un guardia le cogió del hombro.

-Sigue andando, Adams-dijo cuando vio que me quedaba mirando la escena.

-Espera, espera-dijo Sucre cuando le cerraron la puerta en la cara-. Tengo visita abierta, ¿por qué estoy aquí?

-Pregúntaselo a tu amigo-dijo el guardia serio. Miré de reojo: ese debe de ser Héctor.

Giré mi cabeza al frente, recorrí con la mirada toda la sala hasta que vi a una persona sentada sola en una mesa con la cabeza agachada, al acercarme la levantó y supe en seguida quién era.

-¿Emily?-dije entre sorprendida y confundida. Ella me sonrió, se levantó y hizo el amago de abrazarme, pero mi brazo se lo impidió y su sonrisa fue menguando poco a poco.

-¿Qué ocurre, Allie?-preguntó con el ceño fruncido.

-¿Que qué ocurre?-dije incrédula- ¿Se puede saber cómo has llegado aquí?

-Cogí un taxi-dijo con una ceja alzada. Me senté lo más lejos posible de ella.

-Ya sabes a lo que me refiero-dije rodando los ojos-. Estamos en Fox River, ¿no te suena de algo?

-Sí-fue lo único que dijo entrelazando sus dedos en la mesa-. Sé que tienes muchas preguntas...-le interrumpí.

-¿Muchas preguntas? Tengo millones, Em-dije indignada.

-Pues será mejor que empieces antes de que acabe la hora de visitas.

-¿Cómo hemos llegado aquí, a Prison Break?-le murmuré.

-No hemos ido a ningún sitio, Allie-dijo seria-. La serie de Prison Break nunca existió.

-¿Qué?-dije confundida. Miré a mi alrededor, todo menos a ella.

-¿Recuerdas quién te dijo que la vieses?-preguntó. Hice un poco de memoria: fue ella la que me regaló unos DVD's de la serie. Le miré directamente a los ojos.

-Tú... tú me los diste...-cogí mi cabeza con ambas manos- No tiene sentido, joder-murmuré. Destapé mi cara y la volví a mirar- ¿Cómo sabías que estaba en esta cárcel?

-Bueno, sobre eso...-dijo, rascándose el hombro izquierdo: una pequeña manía que tenía cuando se ponía nerviosa- No sabría por dónde empezar.

-¿Qué te parece por el principio?-dije seria.

-Ese es el problema, Allie: no hay principio.

-Todo tiene un principio.

-Esto no-dijo con un tono más fuerte de lo normal haciendo que todos en esta sala nos mirasen. Un guardia se acercó.

-¿Hay algún problema, señorita?

-No, todo está bien, gracias-dijo con un tono más suave y el guardia volvió a su sitio. Depués de una breve pausa siguió hablando-. Supongo que ya sabes el por qué estás aquí.

-Supones bien-dije seca cruzándome de brazos sobre la mesa. No me podía creer lo que estaba ocurriendo.

-Sé que estas enfadada, pero...-le interrumpí.