Capítulo 57: "Una vida nueva".

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—Jamás sabré cómo agradecerte esto, que mi nieta haya formado parte de todo este lío me es increíble, lamento todo el daño que alguna vez ella pudo haber causado en ti.

—No se preocupe, espero lo mejor para su hija, su nieta y sobre todo para usted.

—Gracias, Carol —mencionó Carly.

—No es nada, tranquila.

—No, en serio gracias... Hice mal y no saqué nada bueno de ello más que unas bonitas mudadas de ropa, sí pudiera remediar algo del daño que causé, dímelo, de cualquier modo, estaré allí.

—Ya pasó y no hay nada que podamos hacer, ve, haz tu vida, no cometas los errores que haz cometido conmigo, gradúate y sé la mejor de tu clase, salva la vida de tu madre y sé feliz, Carly. Yo por mi lado lo seré, o al menos, lo intentaré.

Sonrió tierna y salió de la cafetería junto el brazo de su abuela, después de enterarme de quien era y su historia, no pude dejarla encerrada en aquel lugar, tenía que sacarla ya que más que eso no podía hacer por su madre y por aquella mujer que ha sido el verdadero ángel de esta historia. Ally tomaba su café distraída de este mundo, tomé su brazo y le pedí que me acompañara hasta que la llevé al lugar donde debía estar.

—¿Qué hacemos aquí? ¿Cómo conoces el lugar, Carol?

—Digamos que he venido muy seguido después del incidente.

—¿Haz venido a visitar a mi hermana? No era necesario, no fue tu culpa.

—Tal vez sí, me excusé tanto tiempo por el miedo que sentía hacia mi padre que nunca hice nada por ella, jamás siquiera lo intenté y ahora lo lamento tanto.

—Gracias tan sólo por decirlo —sonrió—. Leyla y yo debimos darte una segunda oportunidad, Carol. Y te la daremos, ella lo entenderá y aunque debe pagar por lo que hizo de una u otra forma, tal vez nosotras podamos seguir siendo amigas.

—Amigas después de todo esto... Suena imposible, Ally —bajó su cabeza mientras seguíamos caminando entre los árboles, no sabía que decir cuando llegáramos y se diera cuenta de todo esto.

He estado ocultándoselo por días... Cuando fui por ella a la delegación no fui capaz de decírselo, no sabía cómo y aunque ahora tampoco, no debo seguir así. Por otro lado, dejé libre a Carly, pero su abuela insistió en saber la historia por lo que las traje a aquella cafetería este día.

Estando tan sólo a pocos metros, empecé a hablar buscando nerviosamente las palabras correctas —Ally, me gustaría no ser yo quien deba estar aquí de pie, pero tal vez es necesario, no entiendo las vueltas de la vida, tan sólo mírame, ni la sombra de aquella Manson a la que todos temían.

Sonrió levemente —Siento que dirás algo realmente malo, Caroline... Al grano.

Tomé su mano y sin saber que decir, decidí que lo mejor era que lo entendiera por sí sola, la llevé junto a la lápida donde posaba el nombre de Cecile Collins y acarició el césped cuando se dio cuenta que junto a ella había otra... Leyla Collins.

Estuvo mirando su nombre por lo que parecieron siglos, sin siquiera pestañear, un borde de lágrimas decoró la parte inferior de su ojo izquierdo, respiró profundo en lo que parecía un pequeño temblor en sus adentros, todo en ella había caído.

Me animé a acariciar su espalda, una y otra vez y aún así ella no parecía reaccionar, las lágrimas eran sorprendentemente grandes y rodaban sin césar hasta caer al suelo.

—Lo siento tanto, Ally —murmuré.

—Sácame de aquí —fue lo que respondió sorprendentemente.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now