Capítulo 4: "Princesa de hielo."

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No dejaba de dar vueltas en mi cama, ¿cómo pude caer en el estúpido juego de Jhon? ¿Yo? ¿De porrista? ¿Otra vez? Definitivamente, debo pensar en algo para vengarme a lo grande. Volteo a ver el reloj en mi mesita de luz y alcanzo a ver que son cuarto para las tres, y lo peor ¡mañana tengo clases! Maldito Jhon. Maldito reto. Maldito juego. Maldito orgullo. ¡Malditos todos! Está bien, debo dejar de maldecir, dije que lo haría y lo haré... seré una perrista.

Entre pensamientos, maldiciones, y darme con la almohada varias veces en el rostro por ser tan estúpida me quedé dormida.

— ¡Carol! ¡Carol! ¡Ayúdame por favor! —escuchaba los gritos de Kate al otro lado de mi puerta.

— ¿Que sucede? —salgo alarmada y pregunto al instante de abrir la puerta.

—Alex me ha dicho que Jay vendrá por nosotras para ir al instituto, he estado despierta desde las cuatro pensando en que usar y aún no encuentro nada lo cual es frustrante porque me siento tonta, tengo sueño, algo de hambre y nervios. ¿Qué clase de ropa debo usar? ¿Inocente para que no piense que soy una ofrecida? Ó ¿Formal para que vea que soy una mujer madura? ¡No se qué hacer! Creo que no iré con él y me iré con Bryden, el es el chófer y como nuestros padres nunca están, Alex tiene carro propio, tu nunca le pides que te lleve a ningún lugar y a mí siempre alguien más me lleva ¡ese hombre nunca trabaja! Creo que debo hablar sobre eso a mamá...

—Kate, detente —interrumpo su monólogo sin sentido y trato de entender— ¿el problema es porque no sabes que ponerte por Jay?

—En resumidas cuentas, sí.

— ¡Por Dios Kate! —exclamé frustrada— eres hermosa, aún si te pusieras una funda de basura lucirás genial ¿cuál es tu problema?

—Yo... no lo sé, quiero lucir bien para el ¿me ayudas? —preguntaba y miraba al suelo con sus manos juntas y un leve puchero. La conozco, adopta esa posición cuando quiere un sí como respuesta.

—Está bien... —me interrumpió dando saltos y tomando de mi muñeca, guiándome a su habitación— Hey, espera. Quiero que sepas que aunque te ayude, no me gusta la idea de que te vistas para un hombre, siempre debes ser tú y vestirte como te guste a ti no a él.

Llegamos a su habitación, creo que es la más grande, y tiene un vestidor. Entramos ahí y pude notar el gran desastre que era este, había ropa y zapatos por todos lados lo cual es sorprendente ya que Kate es sumamente ordenada.

—Estas así desde las cuatro... —digo señalando el lugar. Creo que es necesario mencionar que son siete y media de la mañana.

—Sí...

Después de algunos minutos Kate esta lista, la dejo para que termine de arreglarse en su habitación y me dirijo a la mía. Me ducho rápidamente y me visto, opto por una blusa blanca llana y un jean negro ajustado colocando la blusa por dentro, y una camisa roja a cuadros por fuera sin abotonar. Mi cabello suelto y unas converse rojas. Me maquillo un poco, sólo para darme color. Cojo mi bolso, salgo de la habitación y entro a la de Kate, la encuentro mirándose en el espejo.

— ¿Te gusta?

—Demasiado —respondo.

Después de varias discusiones elegimos un vestido azul marino de tiras y unos botines negros. Lleva el cabello cogido en una coleta alta y un mechón de cabello suelto a ambos lados de su rostro. Maquillada con un delineador negro, rímel y labial color azul marino mate como su vestido.

—Siento que los zapatos no combinan.

—Es que todavía no estás lista —le sonrío y le entrego mi chaqueta de cuero— te falta esto.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now