Capítulo 6: "Aquí estoy."

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Una gota de sudor frío rodaba por mi espina dorsal, apretaba mis puños sintiendo mis uñas clavarse un poco en la piel de mis manos, tenía la mandíbula tensa y si no fuera tan orgullosa y arrogante, esa lágrima que lucha por salir en mi ojo izquierdo, hubiera salido hace mucho.

Todas me miraban atónitas y sorprendidas, el silencio era tan abrumador y la tensión en el ambiente se podía palpar.

Daniela, Leyla, Ally, Stephy y las otras dos chicas cuyos nombres nunca surgieron, tenían expresiones de asombro pero también podía jurar que un poco de temor había en sus ojos. Todo fue silencio impecable hasta que una risa burlona y muy fingida acabó con ello.

— ¿Qué dijiste? Porque te juro que creí escuchar que quieres entrar al grupo y eso es tan imposible como que el cielo se torne verde —dijo Leyla aún riéndose de aquella forma tan desagradable para mis oídos.

—No, no "creíste" —hice un gesto de comillas con mis dedos al pronunciar esa palabra— de verdad lo dije, quiero entrar al grupo.

—Espero que sea el grupo de informática, pero este no es lugar para ello. Pudiste haberme hablado en la hora de almuerzo o algo así —anunció la que creo es asiática cuyo nombre no sé.

—No, quiero entrar al grupo, este grupo, al grupo de porristas —dije y sé que fui lo más clara posible.

—Pero... ¿por qué? —cuestionó Daniela, la capitana— tu nos odias.

—No las odio —solté rápidamente— sólo... las considero un poco huecas y no me agradan, pero nada malo, eh.

— ¿Decirnos huecas es algo nada malo? —preguntó Ally un poco indignada.

—No... Realmente tengo un vocabulario bien extenso y huecas sería un halago si supieran todo lo que ha salido de esta boca —señalé mis labios con mis dedos pulgares y alcé mis hombros.

—No puedes entrar así porque sí, debes saber bailar, enseñarnos lo que sabes hacer, traer tus medidas y notas escolares —explicaba Daniela antes de ser interrumpida.

— ¡No! Aunque baje mil estrellas ella no entrará —afirmó Leyla.

El sonido de la alarma nos indicó que era hora de empezar con la primera clase.

—Bien, ya llegaremos tarde por tu culpa —me reprochó Leyla, definitivamente ya sé a quién no le agrado en lo absoluto.

—El hecho de que no puedas controlar tu boca e interrumpas cada dos por tres no es mi culpa —la enfrenté con un tono de voz áspero y grotesco— si no fuese por ti, hubiéramos acordado esto hace mucho.

— ¡Todo es tu culpa! ¡No me quieras incriminar a mí!

— ¡Basta! Odio cuando gritas así Ley— exclamó Ally. Y la apoyaba, su tono era irritante.

—Solucionaremos esto en el horario de prácticas, ¿crees que puedas venir a las cuatro? —me preguntó Daniela.

—Si, puedo.

—Bien, nos vemos —asentí y ella se dirigió al resto— a vestidores, hablaré con los profesores de todas ustedes para que sepa que tuvimos un inconveniente y no haya repercusiones por el retraso.

Y como capitán mandando en barco, sin chistar todas obedecieron y se fueron a lo que supongo serían los vestidores.

— ¿Por qué haces esto? ¿Quieres destruir al grupo? ¿Matarnos? ¿Hacernos quedar como ridículas enfrente de todo el instituto, otra vez? —me interrogó tan seria que me intimidó un poco.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now