Capítulo 7: "La iniciación."

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—Seré una porrista.

— ¿Serás una porrista?

—Seré una porrista.

— ¡Será una porrista!

— ¿Serás una porrista?

—Seré una porrista.

—Perdón señorita, ¿será una porrista?

— ¡Al diablo! —grité ya frustrada. ¿Tan difícil era creer que seré una porrista? Explico la situación, estoy en mi habitación junto a mis hermanos esperando a Jay, y les afirmo que seré una porrista a lo que Alex me pregunta lo que acabo de afirmar y se lo vuelvo a repetir, Kate lo exclama entusiasmada y en ese momento llega Jay quien escucha y vuelve a preguntar y yo vuelvo a responder y por último llega Antonieta quien vuelve a preguntar y yo no soporté más tanto escándalo.

—Si, Anto ¿no te parece genial? Carol volverá a ser porrista —responde en mi lugar Kate.

—Bueno, creo que sí, es genial —dijo entregando los refrescos a todos y se marchó.

—Aún no lo creo —dijo Alex tomando un poco de su jugo.

—Pues es así, fui, hablamos, bailé para ellas y me aceptaron.

— ¿Así? ¿Sin más? —inquirió Jay.

—Si, así creo.

—Yo considero que es genial, mi hermanita tiene ese talento innato para el baile y siempre ha querido ser porrista, sueño que no logró por lo sucedido hace años —comentó Kate.

— ¿Y si te van a jugar una mala pasada? Después de todo lo que le has hecho.

—No lo creo, lleva el apellido Manson.

—Yo tampoco lo creo Jay, se veían muy profesionales.

—Sólo hay que dejar que las cosas pasen, ustedes los adultos se complican mucho —dijo Kate mirando sólo a Jay.

Después de varios comentarios más respecto al tema, Kate se fue a su habitación y agradecí a Jay por haberme ido a ver al instituto, y después de esto se fue dejándome a solas con Alex.

— ¿Estás segura de querer hacer eso?

—Segura, segura de lo que se dice seguridad, pues no. Pero quisiera intentarlo.

—Cuenta conmigo entonces.

—Gracias Alex —lo abracé y se fue de mi habitación.

Me asomé a la ventana, y vi la moto de Jay en la entrada lo que quiere decir que aún estaba dentro. ¿Donde estarí...? Oh, no. El se fue segundos después de Kate, ¿cómo no me di cuenta? Sólo espero que ahora las cosas salgan bien, salí de mi habitación y al pasar por la puerta de la habitación de Kate intenté escuchar algo pero sólo había silencio. Decidí pasarlo por alto y fui a la cocina, y estaba Mario, nuestro cocinero y sólo lo saludé y abrí el refrigerador en busca de algo para comer.

—Oh, señorita... ¿tiene hambre? En segundos estará lista la cena.

—Bien, gracias por avisar ya no comeré nada ahora —respondí sonriéndole.

—Mario, ¿está listo para servir?

—Estaba por llamarte —le contestó a Antonieta quien recién había llegado al lugar.

—Antonieta, los vasos se quedaron en mi habitación, ¿podrías subir luego por ellos?

—Si, señorita.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora