Capítulo 28: "Amanecer."

625 44 22
                                    


¿Cómo todo cambiaba de la noche a la mañana? ¿Cómo se podía solucionar algo así? Es como querer envasar un mar entero en una botella de plástico o como querer encerrar una nube entre nuestras manos, imposible.

Lo perdí todo, algo que empezó con el simple hecho de esconder otro "algo" por creerlo innecesario de resaltar, ahora termina con la destrucción de mi nueva y mejor vida.

Han pasado dos semanas desde que Jhon y Carly revelaron que todo fue un reto, dos semanas en las que mi vida volvió a ser la misma idiotez de antes, dos semanas desde que ya no formo parte de las porristas, dos semanas en las que ninguna de ellas me dirige la mirada a excepción de Carly que siempre que pude se burla de mi.

Lo tenía todo y lo perdí. Tan rápido como llegó, se fue. Me quedé con las manos vacías y él corazón volcado, ¿por qué? Por una estúpida, patética y repudiable mentira. Jhon confesó eso delante de todos, entonces Dani preguntó si aquello era cierto y no pude negarlo provocando que lágrimas derramaran por mis mejillas, la mirada de decepción de Yuko recayó sobre mí, habían pasado tantas cosas y en todas y cada una de ellas, ella fue quien se mantuvo conmigo. Cris y Ally pasaban del asombro a la incredulidad, mientras que las nuevas no entendían lo sucedido y le restaban importancia. Poco a poco todos se fueron de casa, era más que obvio que la reunión había terminado.

Jay se quedó conmigo después de lo sucedido junto a Kate, Bruno se fue con la excusa de no poder llegar tarde a casa destrozando otra parte de mi ser, hablamos durante horas en mi habitación pero decidí salir inventando que tenía ganas de ir al baño, realmente no me sentía bien y quería estar sola.

Caminé en el jardín dando vueltas procesando lo sucedido y tratando de encontrar una solución para ello, el sonido del impacto de un cuerpo caer al agua de la piscina me hizo sobresaltar, tomé una rama del suelo pastoso y camine con lentitud asomando mi rostro por la pared externa de la cocina para tener una mejor vista, no había nadie, o al menos no lo vi, sin embargo no solté la rama acercándome al filo de la piscina donde me detuve al llegar al borde, unos segundos después unas manos tomaron mis tobillos provocando que pegara un salto nervioso cayendo torpemente en la piscina. Salí sobresaltada a la superficie en busca urgente de oxigeno para mis pulmones, acomodando mi melena negra hacia atrás.

—Hola, ángel —susurró a mis espaldas muy cerca de mi oído.

— ¿¡Qué haces aún aquí!? —grité irónicamente en un susurro queriendo que nadie escuchara.

—Después de toda esa escena, desaparecieron y decidí quedarme a disfrutar de la soledad en este hermoso lugar.

—Resulta que este hermoso lugar es mi casa y no te puedes quedar aquí.

— ¿No? Me lo hubieras dicho antes y no me quedaba estas tres horas, incluso Bross me ha servido comida.

— ¿Bross?

—Mario.

—Ah... Idiota. Vete de mi casa.

— ¿Has estado llorando?

—No —negué rápidamente girando mi rostro para cubrirlo tras la cortina de mis cabellos húmedos.

—Es tarde, ángel —respondió acariciando mi mejilla apartando la protección que había creado—. He podido notar tus ojos enrojecidos desde mucho antes, es complicado esconder algo así cuando tienes un hermoso, no tanto como el mío, tono de color en ellos.

Me perdí por unos segundos en sus palabras sin saber que responder, luego recordé quien soy y sobretodo quien es él —Idiota —solté finalmente apartándome para salir de la piscina.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now