Capítulo 19: "Analizando."

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Después de que mi hermana saliera junto a Jay, me tumbé en mi cama a observar el techo totalmente blanco y en mi mente el espejo que relucía en la habitación de Yuko llegó, enseguida de aquel recuerdo también llegaron todos los sucesos de esa noche.

Y un pequeño gran dato se reveló ante mí, Jay nunca supo de ese embarazo, y hasta el día de hoy el pasa desapercibido ante ello. Me odiaría si se entera de eso y que yo lo supe sin embargo no dije nada.

Mi cabeza se debatía entre contárselo porque soy su hermana o callarlo porque no depende de mí contarle algo tan grande.

Entre un pensamiento y otro, decidí escribirle a Dani para saber de la pijamada de esta noche, se supone que sería en casa de ella, pero cono sucedido no quedamos en nada.

Dani:
"Gata, no creo que sea conveniente hacer la pijamada en casa, quizá lo suspendemos y pasamos a la siguiente."

CarolM:
"¿La Mansión Collins?"

Dani:
"Creo que tampoco sería conveniente, pasemos a la siguiente."

CarolM:
"La siguiente, sería mi casa."

Dani:
"Eso estaría genial, espéranos llegaremos a las siete. Beso."

CarolM:
"Como digas, Dani. Igual."

Tenía que hablar con ellas, quizá ellas me aconsejarían y tomaría la mejor decisión acerca de qué hacer con Jay.

Baje rápidamente las escaleras y llegue hasta la cocina, tenía que hacerle un pedido especial a Mario, el cocinero.

—Buenas tardes, señorita Caroline —saludó amable al notar mi presencia.

—Hola Mario, dime Carol, realmente odio que todos aquí me traten de "señorita" —sonreí al igual que él.

Es un chico muy joven, no creo que supere los veinticinco, y su amor por la cocina y en especial la repostería lo ha hecho llegar a esta casa. Es muy simpático, a decir verdad, ojos azules y tez clara combinados con un cabello castaño claro, su altura lo ayuda mucho; no es un tipo musculoso, es de contextura gruesa, pero no lo llamaría gordo.

—Bueno, Carol —dijo sonriente.

—Necesito un favor.

—Ya me impresionaba tanta amabilidad —alzó sus cejas y la sonrisa que llevaba se borró al darse cuenta de lo que había dicho.

— ¿A qué te refieres, Mario? —cuestioné poniéndome frente a él con los brazos cruzados bajo mi pecho.

—Usted sabe... Eh, yo... Yo sólo —titubeaba nervioso sin poder mantenerme la mirada por dos segundos.

—Te refieres a que yo nunca los he tratado bien, verdad —dije sincera evitando su tortura.

—No, bueno si, pero no del todo, pero si —dijo algo confundido.

—No te molestes, es verdad. Nunca los trate bien, pero he cambiado.

— ¿A qué se debe ese cambio, seño... Carol? —se corrigió a último momento.

—A que rompí miedos, a que me libere de cosas que nunca debieron pasar, pero a pesar de todo pasaron.

—No entiendo —confesó.

—Es lógico, llegaste aquí apenas hace dos años, y de lo que te hablo pasó hace mucho.

— ¿Me contarás?

—No, no ahora, quizá no sea bueno volver a ello —respondí evitando comprometerme a contarle algo así.

—Respeto tu decisión, después de todo ¿Qué se te ofrecía?

Infiltrada [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now