Infiltrada [EN EDICIÓN]

Capítulo 1: "El Gran Día"

Vamos de regreso a casa con Jay, después de haber decorado los uniformes de las perristas, Jhon tomó otro camino ya que su casa queda del lado contrario.

- ¿Crees que no se den cuenta del pequeño cambio? -preguntó después de varios segundos de silencio.

-Realmente, no lo sé -respondí pensativa- ellas son cabezas huecas por naturaleza, pero... ¿serán tan idiotas como para no darse cuenta?

-Pero si no lo sabes... ¿Cuál es el objetivo de tu broma?

-Pues que si no se dan cuenta, quedarán en ridículo frente a todo nuestro instituto y del instituto visitante. En caso de que les funcione el cerebro y se den cuenta, pues les habré arruinado sus nuevos trajes y eso no les gustará -contesté con un tono victorioso que no pude controlar-, sí o sí la broma está hecha.

-Hay que hablar con Manchas, necesitamos que cambie las cintas de las cámaras de seguridad, no podemos arriesgarnos por un detalle como ese -inquirió pensativo.

-Habla tú con él, ese tipo no me agrada.

-Yo no tengo el dinero para pagarle ese trabajo.

-Relaja la neurona, hermano -dije golpeando con mi puño su hombro-. El dinero lo pongo yo.

-Como quisiera ser tu, eh -dijo en burla a lo que callé borrando mi sonrisa y mirando al suelo. Entonces supo que no debió decir algo así-. Yo... no quise hacerte sentir así, solo lo dije por el dinero. Lo siento ¿vale?

-Todo está bien, Jay. Déjalo así -respondí sin ganas.

Llegamos al portón de rejas con hierro forjado en curvas en varias direcciones, toqué el timbre y esperé a que Patrick, el encargado de seguridad, atendiera.

-Buenas noches, se encuentran en la mansión de los señores Manson, identifíquese por favor -habló con tono firme y modesto.

-Vamos viejo Patrick, ábreme, soy yo -respondí.

-Oh, lo siento señorita Manson, enseguida.

-Deja la modestia, viejo. Me llamo Carol -dije entrando al jardín frontal junto Jay quien se iría luego, o eso creo.

-No es mi deber llamarla así, señorita Manson. Usted y su familia, merecen mi respeto por completo -dijo con ese tono que me hacía voltear los ojos.

-Como digas, viejo -dije mientras caminaba hacia la puerta café con decoraciones en dorado. Realmente Patrick era una buena persona, aunque no entiendo que hace trabajando, supongo que ya ha pasado los sesenta años, debería jubilarse.

Subí las escaleras de la entrada para llegar a dicha puerta y abrí con mi llave tirándola en la mesa decorativa que hay en el recibidor. Jay siguió después de mí, cerrando la puerta con delicadeza tal como si la fuese a romper.

- ¿Está tu hermano? -preguntó mirando el lujoso salón que tenía en frente de él.

-Acabo de llegar -dije con tono obvio.

Cruzamos el salón y llegamos a las escaleras, nos disponíamos a subir cuando interrumpieron nuestro camino.

-Señorita Caroline, ha llegado -dijo Antonieta, la ama de llaves.

-Me ves aquí, ¿no? -dije algo irritada.

-Lo siento, ¿desea servirse algo?

-Ehm, jugo de mora, súbelo a mí habitación -pedí y sin esperar respuesta subí los escalones directo a mi habitación, en el trayecto logré escuchar que le ofreció algo a Jay a lo que él respondió pidiendo lo mismo.