30. Me gustas tambien.

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Anther

- Mamá, iré a una fiesta en un momento. Es con Canille, Emell y ellos, no me esperes.

- Hey Anthi, nene espera.

- Mamá tengo que irme. Llegare tarde y Tinna me hará pedazos.

- Tonterías, pueden esperar. Ahora sientate aquí.

Me senté en una silla de la sala, ella coloco su silla en frente de mi y me miro. Mirada maternal.

- Bien ¿qué me querías decir?

- Veo que has decidido cortar tu melena, te vez muy bien mi niño.
- Es por Canille, y bueno gracias. ¿Es todo?

- No, bueno. ¿Recuerdas a Camila?

Camila era un jodido grano en el culo. La odiaba, lo hacia y lo hago ahora aun.

- Si mamá, la recuerdo.

- Yo creo que ella es una niña muy linda, educada, bonita, amable. Ya sabes, todo una princesita.

Y una maldita loca obsesiva e idiota. Con mierda como cerebro.

- Vaya, pues si tu lo dices. ¿A que va todo esto?

- No me molestaría tenerla como nuera Anther.

Me a tragante con mi propia saliva.

- ¿Camila como tu qué?

- Anther, nunca he conocido a ninguna de tus novias nene, y si ella llegara a ser lo quiero que sepas que estaré de acuerdo. Imagínate lo lindos que serian mis nietos, ella bonita, tu muy guapo.

Bien, mi mamá iba a odiarme.

- M-mamá, Camila, n-no me gusta.

- Anthi, pero por qué, si es una muchacha preciosa.

- No mamá, solo no me gusta y ya.

- Bueno Anther, un día tendré que conocer a tu novia.

- No tengo novia mamá, te lo he dicho mil veces.

- Hijo, es que no te entiendo, nunca tienes novia. ¿Es que no te gusta nadie?

Vaya, si que me gustaba alguien.

- N-no mamá.

- Anther, cariño, puedes confiar en mi.

- M-mamá, yo, y-yo b-bu-bueno yo. - Empecé a temblar. - Si me gu-gusta alguien.

Ella me miro extrañada.

- Anther, soy tu madre, puedes confiar en mi cariño.

- Mamá, no quiero, no puedo. - Mi mirada se nublo. ¿En cerio iba a llorar? Lo único que hacia últimamente era llorar. - N-no es fácil mamá.

- No, no llore cariño. ¿Es algo malo?

Baje la mirada, yo no podía verla, iba a fallarle de nuevo.

- S-si mamá.

- Anther por favor dimelo. - Negue con mi cabeza, mi voz estaba quebrada. - ¡Anther Joseph, dimelo de una maldita vez!

- ¡Es un hombre mamá! - Mis voz sonaba perdida en un alarido. - ¡Es un maldito hombre! ¡No me gusta Camila, me gusta Emell! Y no, no es el primer chico que me gusta.

- A-anther, yo. - La mire, había una expresión en su cara que no pide descifrar. - ¿P-por qué?

- ¿Por qué? ¡No lo se, maldita sea mamá, yo no lo se!

La teoría del caos. Where stories live. Discover now