15. Soledad.

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Anther.

- ¿Te gusta fumar verdad?

- Si, me encanta.

- Que asco.

- ¿Por qué?

- El tabaco es dañino. No entiendo que de bueno le ven a fumar.

- ¿Lo has hecho alguno vez?

- No. He dicho ya que es dañino.

- Ahí es problema. No lo has hecho, no has probado. No sabes nada.

- Bueno si. Pero no necesito probarlo para saber que me asesinara.

- Para mi esta bien, supongo. Se que me hará mierda, eso me gusta.

- Pues no debería.

- Pero lo hace y ya. Me encanta fumar, eso es todo.

- Te encanta hacerte daño. - dijo.

- Me encanta hacerme daño. - dije.

Eso platica se quedo en mi cabeza un largo rato cuando regresaba a casa después de dejar a Emell.

Emell, Emell, Emell. Que complicado era ese chico.

Quería estar solo un momento. La carretera estaba sola, no lo suficiente. Conduje mi auto fuera de la carretera, lo a parque en un lugar casi desértico. Un árbol le daba un poco de vida al lugar, pensé en mi mama; ella era ese árbol. Ella me daba un poco de vida. O tal vez ese árbol era Emell, Canille y Nathaniel. Esos idiotas me hacían muy feliz.

Baje de el auto y me monte en la capota, se podían apreciar algunas luces de la ciudad. Encendí un cigarrillo, vi el humo salir de mi boca y perderse en la noche. Me sentí condenadamente solo. ¿Por qué siempre me sentía solo?

Los chicos de 16 suelen sentirse solos, creo. Pero no desde los 12. O tal vez si, no sabía ni una mierda de los otros adolescentes, o de otra gente. Me había encargado de alejarlos a todos, tener amigos era entrar a un mundo completamente nuevo al que me metí demasiado rápido. Pero no quería alejarlos, a ellos no. 
Me asustaba herirlos. Heria, decepcionaba, lastimaba a gente que quería muy seguido. Y me lastimaba a mi mismo. Era muy débil, muy frágil.

Fume otro cigarro, y luego otro. Tal vez si me gustaba hacerme daño. O mas bien, me daba igual.
Baje de la capota y decidí que mi auto era un asco, tal vez lo vendería. Tenia que volver a casa, subí al auto y arranque. En la radio había una canción llamada Fun, reconocí al cantante. Troye Sivan, Emell lo adoraba. La canción era genial, y me dieron unas ganas inmensas de viajar por el mundo. Con Emell en el asiento del copiloto, cantando esa canción. Y Nathaniel y Canille en los asientos traseros siguiendo lo canción. Riendo y siendo felices.

Haría eso en el verano. Con ellos. Pero primero necesitaba un nuevo auto, uno mas increíble.












Me siento muy impotente al no poder hacer mucho para ayudar a los damnificados. En verdad me gustaría proporcionarles mas ayuda. Pero no solo depende de mi. Es lamentable que tantos pequeños hayan perdido la vida. “Fuerza México”.
Gracias por leer. Te amo. <3
 

«JT. A pesar de no conocerlas, en verdad son importantes para mi. Suena ridículo y raro, pero en cerio lo son. Gracias. Las aprecio mucho.» ❤

La teoría del caos. Where stories live. Discover now