49. Galerías Velvet

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—Blanca, ¿qué ocurre?

Repetí la pregunta pero ella seguía sin responderme. Parecía sorprendida. Yo me empecé a poner algo nervioso. Se separó de la mesa y llegó hasta la sala contigua, la de las reuniones. La seguí y ella cerró las dos puertas de madera que separaban una sala de la otra.

—Max...

—¿Qué? ¿Qué es lo que pasa? Me estás asustando

—Es que no puedo creer lo que ha pasado...siéntate mejor...

Le hice caso. No entendía nada. Separé una de las sillas de cuero y me senté, apoyando mis codos sobre la mesa de madera. Ella se sentó en la silla de enfrente de mí. Alargué mis manos hasta ella, despegando mi espalda del respaldo de la silla,  y ella me las acarició.

—Esteban me ha dejado al mando de las galerías

La miré, muy sorprendido. En un primer momento quise pensar que no la había escuchado bien pero ¿a quién iba a engañar? no había ningún otro sentido en aquello. Sonrió nerviosa, separando su mirada de mí y esperando mi respuesta.

—Espera, espera...—acompañé mi sorpresa extendiendo la palma de mis manos—¿Me estás diciendo que ahora las galerías son tuyas? ¿Que tú eres ahora la directora?

—Así es...la dueña de todo esto...

—¡Pero eso es fantástico!

—No tanto...—pareció lamentarse—¿Cómo me voy a hacer cargo yo de un negocio así? Tan grande, tan complicado, con tanta competencia...no sé cómo hacerlo...

—¡Como sea! Yo te ayudaré, sacaremos esto adelante...mantendremos el listón de Galerías Velvet, incluso lo incrementaremos

—Hay algo más, Max

—¿Qué más?

—Me ha dejado su casa

—¿Su casa?—seguía sin poder contener mi sorpresa—No entiendo...

—Yo tampoco, no consigo entenderlo pero así es, no hay duda sobre ello...estaba en su testamento

—O sea que...¿primero te odia y te hace la vida imposible y luego te cede su casa y su negocio? Es extraño

—Lo sé...—susurró mientras se ponía en pie y empezaba a dar vueltas por la habitación, pensativa—Debe haber alguna razón que se nos escapa para que Esteban me haya cedido todo esto

—¿Arrepentimiento final?

—No creo...

—Blanca...—su nombre escapó tímido de mis labios—Yo he estado pensando...desde que me dijiste que a Esteban alguien lo había matado...

—¿Y?

—¿Me has utilizado como coartada?

—¿A qué te refieres?

—Un día imaginé que me decías que querías matar a Esteban...pues esa idea ya no me parece tan alocada...

—No te entiendo...

—Tú odias a Esteban...discutes con él y dejas bien claro que te vas a París, todos saben que estás allí, nadie lo pone en duda...y entonces...Esteban aparece con un tiro en la cabeza...alguien ha hecho el trabajo sucio por ti...todos piensan que es un suicidio y tú mientras tienes una coartada perfecta

—¿Estás insinuando que yo he matado a Esteban? Esto es de locos...—llevó su mano hasta su rostro, recorriendo su pelo y sus labios—Y según tú, ¿por qué querría matarle?

—Para adueñarte de todo esto

—No tengo tantas ansias de riqueza como para hacer algo así...y tampoco actúo tal y como me estás describiendo tú...alguien mató a Esteban y no fui yo...—su tono fue creciendo a medida que hablaba—Estaba metido en demasiados líos, debió ser algún estraperlista con el que había hecho negocios, ¿qué sé yo? ¿De verdad me consideras capaz de hacer algo así? ¡Por el amor de Dios!—se puso más tensa, se sentía atacada

—¿Entonces por qué te ha dejado todo esto? ¿Eh? ¡Dime! Seguro que lo sabes de sobra pero no quieres implicarme en ello, como siempre...¡Nunca me dices nada! ¿No confías en mí?

—Claro que confío en ti...pero vamos...¡me acabas de acusar de asesinato Max! ¡Qué quieres que te diga!

—¡Vale! ¡Ha sido estúpido! ¡No tiene ni pies ni cabeza! Perdona...estoy algo ¿confuso?

—¡Confuso o no, nada te da derecho a acusarme de ese modo! ¡Porque eres tú precisamente en el que no confía en mí!

—¡Por supuesto que confío en ti!

—¡Pues no lo parece!

—Esto es lo que él quería...justo esto...

—Creo que todo el mundo quiere que discutamos...

—Me temo que sí...

Los dos hicimos una pausa. Una pausa incómoda, preferiblemente evitable, pero que sucedió durante unos segundos hasta que ella se dispuso a retomar la conversación.

—Esteban me ha dejado todo esto por algo que ocurrió en el pasado...es su manera de arreglar las cosas...

—¿Qué ocurrió?—hice una pausa breve—Sabía que había algo...

—No me gusta recordarlo...y no lo voy a hacer...te lo contaré cuando sea el momento adecuado para mí

BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora