34.Te odio

312 12 1
                                    

-Buenos días a todos. Gracias por acudir tan pronto a esta inesperada reunión de personal. Seré breve dado que no podemos permitirnos abrir tarde las galerías. Como saben, tanto doña Blanca, como jefa de taller, como yo, director de estas galerías, viajamos a París unos días para acabar de cerrar nuestro acuerdo con una importante boutique francesa. Y digo nuestro porque no es solo un negocio mio sino de todos y cada uno de los trabajadores de Velvet. Por ello, tomamos la decisión de lo positivo que resultaría que algunos de nuestros trabajadores tuvieran la oportunidad de trabajar durante un tiempo en París, y volver con mucha más experiencia, que por supuesto será aportada a este negocio. Tendrán una lista abajo con el nombre de los candidatos, propuestos porque cumplen mejor los requisitos para este trabajo. En caso de que a algún trabajador le sea complicado trasladarse a París por los motivos que sean, que no dude en subir a hablar conmigo para tratarlo.

Allí estábamos. Todos en fila y Esteban dando su discurso. Miré a Blanca, justo detrás de él, con los brazos cruzados y la mirada perdida. Me fijé en su uniforme. Llevaba un botón de su camisa por abrochar y la falda algo torcida. No pude evitar sonreir para mi mismo aunque siguiese molesto con ella. No decía nada. Me dio la sensación de que ni siquiera le estaba escuchando, que su mente estaba en otro sitio.

Esteban, acabado su discurso, se volvió y la miró. La cogió del brazo y la llevó con él. Ella opuso cierta resistencia aunque tampoco demasiada, teniendo en cuenta las circunstancias. Me quedé observando la escena pero no hice nada. Entraron en el ascensor.

-¡Vamos Max! ¿No quieres saber si estás entre los elegidos?
-Preferiría no estarlo...

Algo en mi interior me decía que iba a estar. Que mi nombre iba a aparecer en aquella lista, el primero, en mayúsculas y si fuese posible, con luces de neón. Era Esteban el que había hecho la lista. Blanca no se iba a marchar si no lo hacía él. El que se iba a marchar era yo. Esteban no iba a dejar que ella se fuera de su lado y no le costaba en absoluto apartarme de ella. Ya lo había intentado en una ocasión llevándome a la cárcel, ¿por qué no iba a hacerlo ahora?

Bajé las escaleras con enorme desgana frente a la alegría que reinaba entre mis compañeros. Todos se amontonaban para ver la famosa lista que colgaba de la puerta del taller. Esperé a ser el último. No tenía ningún interés en verla.

Una vez solo, respiré profundo y me puse a repasarla. Allí estaba. "Maximiliano Expósito". Puse mis manos en los bolsillos del pantalón y me apoyé en la puerta. Alguien descansó su mano en mi hombro. Me giré. La mirada triste de Blanca me observaba. Me separé de ella.

-Lo siento, Max
-¿Por qué? Si lo sabías de sobra, has tenido tiempo para mentalizarte

Empecé a recorrer el pasillo mientras ella me seguía. No quería hablar con ella. Ahora ya no valía el tono infantil, ya no valía la seducción, ya no valían los impulsos pasionales. En aquel momento no valía nada.

-Yo no lo sabía

Me detuve en seco y la miré.

-Ya claro...¿a qué venía lo de "me voy a ir para siempre"?-la imité con ironía-¿era el único método que se te ocurría para que volviera a acostarme contigo? Porque te ha servido pero bien
-¡Me dijo que sería yo la que iría!

Gritó pero intentó contenerse por si pasaba por allí alguno de los empleados.

-¿Crees que sería tan estúpido de hacer eso?
-Yo no soy suya, ¿me oyes?
-Pues lo parece
-¿Cómo has dicho?-se indignó
-A ver, Blanca, sabe de sobra lo nuestro, es demasiado "hombre" como para reconocer que le has engañado, que has sido tú la que lo ha hecho y no él y cualquier oportunidad es buena para apartarme de ti.
-¿No me digas?-me cortó- Gracias, Max, creo que sin ti no lo hubiese sabido nunca...
-Mira, déjame en paz.
-¡Te odio! ¡Que lo sepas! ¡No puedes hacer lo que haces!
-¿Y que es lo que hago? Dime
-Pues no puedes venir y hacerme el amor del modo en que me lo has hecho esta mañana y ahora ponerte así. Te he dicho que no lo sabía y es la verdad. Te he dicho que él me dijo que me iría y es la verdad. Te he dicho que no quería perderte y es la verdad. Pero tú sigue enfadado conmigo...

No dije nada. La miré a los ojos. No quería que todo acabara así, a malas. No después de lo que yo seguía sintiendo por ella y lo que, intuía, ella empezaba a sentir por mí.

-Perdoname, no debería haber reaccionado así, aunque supongo que ya poco importa...el que se va soy yo así que deberíamos considerar esto como el punto final, creo que sería lo mejor para los dos. Ha sido maravilloso compartir momentos contigo, me has hecho sentir cosas que nadie antes había conseguido pero ya está. Siento haber revuelto tu vida por completo. Espero que Esteban vuelva a confiar plenamente en ti cuando yo ya no esté.

No respondió. Se quedó mirándome. Triste. Dolida. Yo seguí recto por el pasillo, dejándola allí, completamente sola.

BlancaWhere stories live. Discover now