16.Despierta

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Abrí los ojos con dificultad. Apenas podía moverme por el dolor de espalda aunque poco a poco iba remitiendo. Bostecé y restregué mis manos por mi rostro. Sentí algo y miré a mi derecha. Un precioso pelo castaño caía con gracia sobre un hombro desnudo que se movía despacio, al compás de una respiración aún relajada y dormida. Sonreí para mi mismo al ver que ella seguía allí, en mi cama, a mi lado.

Me acerqué a su hombro y empecé a besarlo con besos cortos y localizados. Blanca se volvió, quedando justo frente a mí, pero aún con los ojos cerrados. Llevé mis besos hasta sus labios.

Poco a poco ella fue abriendo los ojos hasta que se dió cuenta de donde estaba. Se sobresaltó.

-¡Oh Dios mio! ¿Qué hora es? Tengo que irme

Con cierta pereza y bastante desgana alargué mi mano hasta la pequeña mesita de madera que había justo al lado de la cama. Miré aquel reloj despertador de metal. Aún quedaba más de media hora para entrar a trabajar.

La miré mientras salía de la cama, buscaba desesperadamente su uniforme y volvía a convertirse en la jefa de taller.

-Blanca-le dije cuando ella ya prácticamente había alcanzado la puerta-¿te veré hoy?

-Claro, nos vemos en el desayuno

Me dedicó una media sonrisa que no dejaba de ser fría y distante mientras cerraba la puerta.

Dejé la cama y me vestí con calma. Mi mente andaba alterada, no podía detenerse ni por un instante, seguía preguntándose qué era lo que había llevado a Blanca hasta la habitación y qué era lo que había hecho para sentirse culpable.

Salí de la habitación y alcancé el pasillo donde las chicas habilitaban el café todas las mañanas, lugar que ya se había convertido en punto de encuentro antes de ir a fichar. Me serví uno y me senté en una de las sillas. Nada más hacerlo, Blanca giró la esquina, cogió uno de los vasos y se sentó a mi lado.

-Buenos días, doña Blanca

-Buenos días Maximiliano

Al ver que los pocos compañeros que había empezaban a dispersarse me lancé a preguntarle lo que me llevaba reconcomiendo toda la noche.

-¿Qué va a pasar a partir de ahora?

-¿Sobre qué?

-Sobre lo que pasó anoche

-No debió haber pasado

-Y sin embargo pasó

-Olvídalo

-¿Qué lo olvide? No fui yo el que fue a tu habitación llorando y reclamando ayuda

-No, yo solo fui a disculparme y fuiste tú el que empezaste

-No pareció molestarte demasiado…-le recriminé

-En ese momento no, ahora si

-O sea, que se supone que vas a seguir con Esteban, claro está sin contarle lo que pasó, y serás capaz de olvidar y de sacar de tu cabeza lo que ocurrió anoche...Pues yo no podré porque fue lo mejor que me ha pasado en la vida.

-Exageras, y sí, pretendo hacer eso que acabas de decir

Me puse en pie de un modo brusco, algo molesto, y al hacerlo rocé su brazo derecho que sostenía un vaso lleno de café, que no tardó en derramarse por todo su uniforme.

-¡Mira lo que has hecho!-gritó mientras se levantaba

-Lo siento, lo siento de veras

Cogí una de las servilletas que había sobre la mesa y me acerqué a ella. Empecé a rozar sus pechos, intentando secar el café que ahora decoraba gran parte de su camisa con tonos ocres. Sentí como su respiración se aceleraba al sentir mis manos sobre sus pechos. Bajé por su abdomen y volví a subir hasta su cuello mientras ella permanecía totalmente quieta.

BlancaWhere stories live. Discover now