Joel se habia fajado en la remodelacion del lugar y ella se sentia feliz, muy feliz por él. La salsa se acabó y fue reemplazado por una electrónica. Adamaris movió la cabeza de un lado a otro, disfrutando de la música, agarro la copa que Maria le tendió y le dio un chupito, después dos más y entendio que ella era  cero tolerante al alcohol, pero lo estaba disfrutando. Maria le toca el hombro llamando su atencion.

—¡Vamos a bailar!— le dice/grita.

Negó.

—¡No, mejor vez tú. Yo me quedo aquí!.

Maria chasqueo la lengua y se acabó de una sola el trago.

— ¡Ay Adamaris no seas tan aguafiestas mujer, mira donde estamos. ¿Crees que se nos volverá a presentar otra oportunidad de estar rodeadas de tantos angeles?! Tal vez a ti si, pero a mi lo dudo.

Adamaris estaba a punto de ceder ante tanta insistencia, pero a lo lejos vio a Joel, este estaba despidiendose de Alejandro y Susana quienes llevaban algunas horas en el lugar, pero Susana le había insistido en irse al no poder acercarse debido a que había muchas gente de la oficina. Pero la menor de los Gutierrez no vio a este último. Adamaris sonrió y se giro hacia su amiga.

—¿Por qué mejor no te presento de una vez a Joel? ¡se que te mueres por conocerlo— a Maria se le iluminaron los ojos y asintio.

Adamaris suspiro aliviada.

—¡Ya tendremos tiempo de sobra para estrenarnos la pista— se animó y dejando las copas en la mesa se encaminaron hacia la escalera, subiendolas justo cuando Alejandro bajaba o mas bien era arrastrado por Susana.

Llego un punto en que se encontraron y Adamaris lo miró de refilon al pasar por su lado, pero este estaba fascinado viendo unas chicas aglomeradas en la escalera. Adamaria y Maria terminaron de atravesar la escalera, ganandose algunas curiosas miradas por parte de los asistentes. Adamaris sonrio nerviosa y empezó a caminar hacia Joel, maria la seguia de cerca.

—Ey Joel — Le saluda.

Llamando su atención.

—Ey boni...—Joel se interrumpe al verla y Maria casi pudo ver un brillo de adoración en su mirada, ella alzó una ceja y carraspeo sacándole de su ensimisnamiento.

Joel rápidamente de endereza y se separa de la baranda, acercándose a su enamorada.

—Ada estas... Preciosa.

Adamaris parpadeo y sonrío, sintiendo sus cachetes acalorados.

—Gra-gracias, tú también estás muy guapo.

—Pero no más que tu —y le dio una sonrisa coqueta. Hasta ese momento Adamaris fue consciente de lo apuesto que era el jefe de su hermano.

Un pequeño y nada doloroso pellizco por parte de Maria, hicieron que Adamaris aportará la mirada y la volcara a ella, viendose apenada al olvidarse de ella.

—Si yo también estoy presente, ¿sabes? —le susurra.

—Oh, Joel te presento a una amiga y compañera de trabajo. Ella es Maria Diaz. Mary, él es Joel Hernández —los presenta.

—Un gusto —le saluda Joel estirando la mano.

—El gusto es mío.

—¿Hace mucho están aquí?—la pregunta va dirigida a Adamaris.

—No mucho la verdad, por cierto, este lugar está genial. Muy guey —dice Adamaris y Maria asiente de acuerdo, pero no habla.

—Que me lo digas tu me alaga y me hace sentir orgulloso de mi —mientras hablaba, Joel le a  tomado de las manos Sintiéndose feliz por el toque, Adamaris sonrió radiante.— por cierto...—continúa Joel.—¿desean algo de tomar? —les pregunta.

—¡Un whisky en las rocas estaría bien! —grita/pide Maria, haciendo reír a Adamaris.

Joel asiente y aparta la mirada de Maria, clavando la en su enamorada.

—Ya regreso —le dijo.— no se muevan.

Joel dudo en soltar las manos, pero cuando lo hizo, camino hasta la escalera y las bajo de dos en dos, deteniéndose solo cuando lo saludaban pero no se quedaba muchos segundos hablan con la persona. Adamaris seguía todos sus movimientos mientras se mordia el labio.

—¡Realmente es condenada mente guapo! —comenta Maria a su izquierda. Adamaris no fue capaz de responder.— ¿Le viste su hermosos ojos? ¡Verdes! — continuo.— Bueno aunque tu estabas prácticamente comiendotelo con la mirada.

—¡Maria! —grita Adamaris, alarmada.— ¡¿Cómo dices eso?!.

—¿Qué? —se escoje de hombros.— los ojos se hicieron para ver, ni modo que no lo viera, no soy ciega —se defiende y se pega más a su amiga para que nadie las escuchará.— Por cierto, ¿le haz visto su trasero? ¿sus musculos, tal vez? ¿o... Su angelical cara? —preguntaba, avergonzando a su amiga, porque si, ella se había fijado muy bien en esos atributos.

Pronto Joel se les unió y las llevo a una mesa.

—¡Siéntanse libres de pedir lo que gusten! ¡esta noche yo invito! —les digo y luego acerca su boca al oído de Adamaris. Maria abre mucho los ojos viendo esa accion. Ada soño se queda muy quieta escuchando, pensando em lo sexy y varonil se le escucha la voz.— No te cortes bonita que esta noche no acepto un no cómo respuesta.

- Pregunta existencial -

¿De que parte del mundo me leen?

Los Cambios En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora