Capítulo 66

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Temprano esa mañana, las cosas en la hacienda estaban bastante tranquilas aunque seguían tensas.

Evidentemente no había rastro alguno de la mujer por lo que antes de que el sol saliera, se había dado la orden que dar por finalizado la busqueda para alivio de los trabajadores  y aunque no lograron encontrarla, Alejandro les había dado tres días libres y una buena cantidad de dinero.

Por otro lado, Ordóñez, de manera bastante hostil había abandonado la hacienda antes de que el sol siquiera empezará a salir, regresando nuevamente a su lugar de trabajo para seguir con sus investigaciones y a tratar —por petición suya— de comunicarse con Pedro; éste es la unica persona que podría mantenerlo al tanto de los pormenores en la empresa y con su completa confianza para guardar el secreto de su despertar. Éste no se hizo esperar y la llamada de Pedro, dio por enterado que Ordóñez había empezado a hondear en este caso. Sumándole otro caso que lo envuelve a su lista. Pedro, de forma bastante alegre por su aparición le puso al corriente de los por menores en la empresa. Su padre había tomado el control de la empresa, cosa que no le sorprendió. Lo que si le tomo por sorpresa era el hecho de que Nelson había sido nombrado director de compras, relevando a Pedro en el puesto que le había asignado Alejandro a su primo. Le dio instrucciones claras para poder mantener vigilados a su padre y primo. Pedro prometió tratar de vigilar sus movimientos y después se despidieron prometiéndose que lo contactaría si surgiera algo.

Por su parte, Alejandro tuvo que aguantar que otra persona pusiera sus manos en algunas partes de su cuerpo a modo de terapia para sus músculos.

Le fastidiaba ese contacto, razón por la que había pasado toda la mañana y gran parte de lo que corría la tarde, gruñendo, ansioso y en total alerta, así que esperaba que el esfuerzo por permitir aquel toque valiera la pena y pudiera largarse a su apartamento a poner el mando en lo que le pertenece.

Para cuando la tarde noche cayó, se encontraba nuevamente en su habitación a la espera de la tan deseada entrevista. Su corazón tambalea errático mientras su cuerpo empezaba a sudar, dejando una sensación nada placentera chiclosa a su paso.

La pantalla se ilumina. El dibujo animado de una mujer pelirroja y de aspecto pequeño y bastante gordo, lanzando besos y corriendo contra el viento, malos comentarios y ballenas.  Luego se vuelve a poner en negro y este dibujo cae sobre la letra i que anuncia el nombre de canal →charlando con Evi←. Entonces aparece  mujer idéntica al dibujo, sonriente. Ésta agita sus manos al aire, saludando.

—¡Hola, Hola, dulzuras de mi corazón! Bienvenidos una vez más a este tu canal, ¡charlando con Evi!. En el día hoy tengo conmigo a una persona que ha marcado sin duda alguna un excelente precedente en la moda mexicana, alusiva a las tallas grande y extragrandes; y en la visión que tenemos de esta, una era de lo que conocemos tradicionalmente como moda plus size y me complace que ella este aquí tras estos micrófonos. De verdad tengo el gusto, el máximo gusto de ser una de sus clientas, y es que siento que ya era algo que hace mucho tiempo debió de surgir y empezar a pensar en nosotras las mujeres de talla grande. Entonces vamos a darle un fuerte aplauso y a mandarle muchos besos a ¡Adamaris Gutiérrez! —la cámara la enfoca a la diseñadora. Ésta sonríe mostrando todos los dientes. Pero para Alejandro sus ojos habían dejado de lucir brillantes; tan radiante y no pudo evitar que su pecho doliera e inconscientemente guío su dedos a la pantalla, intentando acariciarla, y deseo haber acariciado más a Adamaris. Su mano volvió a su posición original y siguió viendo atento la entrevista.

—Recuerden que al final se les abrira un espacio para que ustedes puedan preguntar y resolver sus inquietudes. Adamaris, ¿cómo estás? Bienvenida, realmente es un gusto poder conocerte. Es un gusto que tú estás en este humilde canal. Mis micrófonos están abiertos para ti.

Los Cambios En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora