Capítulo 60

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Dicen que el tiempo cura las heridas. Pero en el corazón de Adamaris y Alejandro el tiempo sólo empeoró todo el dolor y frustración haciéndose cada día más fuertes. Pero ciertamente ninguno de los dos lo estaba pasando bien.

Otra semana pasó y tal como lo había especificado la psicologa, Alan trató de incluir a su hermana en las actividades que se realizaban en la casa que de por sí eran muy pocas puesto que Maria había empezado a buscar empleo, su tía empezó a cocer para ayudar en la economía del hogar y él junto a Mónica debía estar todo el día en afuera finiticando los pormenores de su sorpresa; así que el único que se encontraba disponible por vacaciones era Carlitos, quien no se le despegaba de Adamaris en ninguna ocasión y disfruta gustoso cada muestra de buen ánimo de la castaña.

Adamaris había empezado a dibujar; aunque aún se mostraba taciturna para de partir con el resto de la familia, entablar una conversación y alimentarse había vuelto ella sola hacer lo que antes le hacía feliz y aquello tenía contento a todos. Por otro lado, todos los días Alejandro mandaba cantidades de flores a la casa de Adamaris, aunque todos eran anónimos y repetían mil veces lo arrepentido que se encontraba, Alan no permitía  que las flores pasarán a casa ni mucho menos que su hermana se enterara, no quería arriesgarse a que esta tuviera una crisis y retrocediera en los avances que estaban empezando a tener por lo que constantemente se quejaba con el administrador en cuestión por sus entregas no deseadas.

—Te tengo una sorpresa —comenta Alan, después de entrar a la habitación. Adamaris detiene sus acciones y aparta los bocetos, colocandolos al lado de ella observandolo con una expresión seria. Alan se sienta a su lado. —pero sólo te la voy a dar si me acompañas a donde la psicóloga.

Adamaris hace una mueca. Realmente no quería seguir yendo no se sentía para mada cómoda, pero Alan no estaba dispuesto a lograr un no por respuesta por lo que siguió intentando.

Ambos sabían que éste no se iba a rendir.

—Anda di que si, no te vas arrepentir —le pide en voz dulce. —nos vamos en media hora —agarra su mano. —Adamaris, no te vas arrepentir. Te lo juro.

La vuelve a dejar sola y sin ánimos de seguir dibujando. Para cuando regresó, Adamaris estaba lista para partir.

—¿Preparada?—le pregunta, sonriente.

Adamaris se encoje de hombros en respuesta. Pronto se perdió en sus propios pensamientos y dolor y Alan se dio cuenta por lo que trató de entablar conversación.

—Volviste a dibujar —menciona. —eso es bueno. Vi de reojo el diseño y me gustó mucho. La mezcla de sus colores combinan muy bien con el de diseño total. No es que yo sepa mucho de moda, pero seguro que a cualquier persona le gustaría obtener aquella prenda.

Adamaris no contesto, pero sus palabras la habian afectado. Pronto llegaron al consultorio, entraron en silencio hasta que a la castaña le tocó entrar a la consulta.

—Bienvenida Adamaris, es bueno volver a verte —Aurora le sonríe. —te ves mucho mejor que la última vez que nos vimos. ¿cómo te sientes el día de hoy?.

—Me-me siento bien —dice en un suspiro.

—Eso es genial. Entonces no veo ningún problema en que me hables sobre tu novio secreto.

Ante sus palabras, Adamaris se sobresalta, abriendo mucho los ojos y observando Aurora perpleja. Sintiendo el dolor aumentar y oprimir su pecho. Aurora la estaba observando seria, atenta a cada uno de sus expresiones. Los minutos pasaron y el silencio se instauró entre ellas, y aunque Adamaris hubiera preferido no tocar ese tema, la psicóloga estaba muy dispuesta a continuar, y Adamaris conoce de ante mano que cuando Aurora proyecta algo lo iba hacer realidad.

Los Cambios En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora