Capítulo 23

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La idea de despertarse temprano aquel día no estaba en disputa. Por lo general su hermano la hacia levantarse a las cuatro para salir a correr pero aquel dia era dia de su descanso.

Pero su cuerpo aconstumbrado a la monotonia, abrio casi por inercia sus ojos. Adamaris parpadeo, aconstumbrandose a la oscuridad de la madrugada. Bostezo y termino tosiendo, hizo un puchero reprendiendose por abrir sus ojos. De verdad queria levantarse tarde. Pero el peso de una mano sobre su abdomen le recordo que ayer su hermano habia dormido con ella. Sonrio, y la aparto. Ayer despues del abrazo, siguieron hablando largo y tendido de temas que la casataña no recuerda del todo. Recordaba palabras como magnitud, ella, grandeza,rica, nervios, entrevista, y otras palabras pero nada era la bastante claro como para armar una oracion. La castaña se enfundó en unos zapatos, una chamorra y una gruesa sudadera. Se hizo en el pelo una cola y salio de la habitacion. Mientras caminaba se encontro con su tía quien acababa de encender las luces de la cocina.

⚊Tía,¿cómo amaneces? ⚊le saluda dandole un beso en la mejilla.

⚊Mijita, bien. Aquí voy a poner hacer café,¿quieres un poco?. Adamaris le sonrio y nego.

⚊Muchas gracias tía pero a mi me prohibieron tomar cualquier cosa que lleve cafeina.
⚊Ah. Por cierto,¿a donde vas a estad horas?.

⚊Voy a correr ⚊Marice arruga el ceño⚊. Todos los días lo hago, desde que... me dio el preinfarto.

Regularmente Alan me acompaña pero el pobre esta profundamente dormido y me da pena despertarlo.

⚊Si pero no crees que es mejor esperar a que tu hermano te despierte. No se como sea aquí, pero hay que prevenir cualquier mal momento. Ademas es mejor no tentar al diablo mija. Espera a que tu hermano despierte y luego si vas a correr, mientras no.

⚊Tía, tía no pasara nada. Ademas aqui en la colonia nos conocen todos y...

⚊Eso no importa⚊la interrumpe sonando inquieta.

⚊Tía, calmate, no pasara nada. Llevamos muchos años viviendo por aqui. Entre todos nos hechamos la mano y nos cuidamos. Mas bien echeme la bendicion que ya se me hace tarde.
Marice duda, no le gustaba nada que su sobrina saliera sola a esas horas de la madrugada y mucho menos estando el pais tan inseguro como estaba. Si bien su sobrina no mentia al asegurarle que esa parte de la colonia era muy seguro, ella no estaba convencida de que eso fuera del todo cierto y mucho menos cuando caia la noche. Sin embargo, le hecho la bendiciom y la acompaño hasta la puesta. Espero a perderla de vista y cuando estuvo sola, le prendio una vela a la virgen que tenia en un pequeño altar y se hecho a rezar.

Mientras Adamaris corrio mas allá de la colonia, atravezando la solitaria avenida del angel de la independencia, llegando hasta el zoo para posteriormente adentrarse a el. Termino por coger una moto cuando su pierma derecha se acalambro. Al principio fue un calambre ligero, pero a medida que pasaba los segundos se intencifico provocando que frenara de golpe y se recostara en el arbol mas cercana, donde se sento y masajeo la zona afectada. Su pecho subia y bajaba sin control alguno, habia recorrido mas de lo que alguna vez en su vida se habia atrevido a recorrer a pie.

Reprimio un grito lo que si no pudo hacer fue callar los jadeos y quejas que involuntariamente salia de su boca. Cuando el dolor paso y su respiracion se medio normalizó fue cuando decidio agarrar el priner transporte que pasara de regreso ya que estaba muy lejos de casa. Y es que habia recorrido -sin proponerselo- muchos kilometros, incluso llego mas allá de lo que una persona sana era capaz de correr dentro del zoo. Ella ni siquiera se habia fijado hasta donde habia llegado y el esplendido sol que hacia.

Al llegar a su casa Alan la estaba esperando, furioso y ansioso, dispuesto hacer escuchado y sobre todo a que su hermana tuviera conciencia en el lio en que estaba metida. Alan, al despertar y no verla le pregunto a la unica persona que aprte de ellos vivia en la casa, encontro a Marice muy inquieta y preocupada, entonces lo supo, y ni siquiera tuvo que preguntar. Adamaris habia salido a correr sin nadie que cuidara su espalda y aquello lo perdurbaba, enfurecia y jodidamente preocupaba. Ahora, casi cuatro horas casi cinco desde que ella habia salido y no aparecia, ya el estaba perdiendo los estribos. ¿Que la llamara? Su hermana habia dejado el telefono cargando,¿quien rayos no cargaba consigo su telefono a donde fuera?.

Los Cambios En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora