Capítulo 70

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Silencio y más silencio.

El recorrido al almacen se habia tornado en un silencio sepulcral. Gran parte de ese silencio se debe a que ambos se encontraba enfadados porque Alan se oponía rotundamente a que Adamaris lo acompañara, no quería que su hermana estuviera expuesta a tremenda escena si todo se había consumido; y por otro lado, la ansiedad y el estrés que manejan al tratar de imaginar el nivel de daño que el incendio ocasionó en su negocio los hacen permanecer callados, sumidos cada uno en sus propias miedos y preocupaciones.

Al llegar al lugar de los hechos se encontraron gran cantidad de policias y bomberos acordonando la zona. El humo cubre la calle casi en su totalidad por lo que dificulta la visión y su olor es tan insoportable que los presentes tenían que cubrirse la nariz porque sencillamente no era nada sano aspirar aquel humo.

Ambos inmediatamente se cubren la nariz. Alan, en un acto de reflejo agarra la mano de su hermana y la guia por el camino teniendo cuidado de no tropezar y caer hasta que son detenidos por un policia, que les impide el avance.

—No pueden pasar —informa.

—¡Somos los dueños del lugar, caray! ¿Qué a pasado? —pregunta Alan, arrastrando las palabras debido al humo que empieza a entrar por sus fosas nasales logrando que sus pulmones hardan.

El oficial los miró apenado, pero aún así se mantiene firme en no dejarlos avanzar.

—Estan apagando el incendio, aún no se conoce a ciencia cierta porque se origino la conflagración.

—Pero no podemos quedarnos simplemente aquí, debemos conocer el nivel de  daños. ¡Es nuestro derecho! —protesta Alan alzando la voz.

—¡Ya le dije que se calme! ¡Le acabo de explicar porque no se puede pasar!.  Apenas se tenga alguna información se les hará saber, por el momento tienen que esperar.

El policia lo empuja, haciéndolo  retroceder con su otra mano puesta en su arma, listo para actuar por si se ponía violento. Alan frunce el ceño evidentemente molesto. El corazón de Adamaris dió un brinco seguido de una serie de hipos. Ésta bastante nerviosa al ser testigo de aquella acción y  agarra con fuerza el brazo de su hermano que empezó a  temblar sin control, lo empuja hacia atrás sin mucho éxito ya que su cuerpo se empieza a  colocar también rígido.

—Alan... Tengo miedo —gesticula asustada, ahogándose en el proceso al tratar de hablar y como medio de medir la situación. Segura que su hermano abandonará toda actitud de retador al notarla en peligro.

Y no se equivoca.

Alan reacciona, aparta la mirada del oficial y abraza a su hermana verificando que ésta se encontrará bien al sentirla fría; sin embargo, su rostro es una mezcla de diversos colores pero sus ojos reflejan terror absoluto. Entonces, respirando con fuerza y sin muchas ganas de mirar al oficial es cuando decide alejarse del lugar siendo vigilados con la mirada éste, y se ubican en una zona en la que el humo no es tan denso pero que puedan seguir observando lo sucedido. 

—¿Estás bien? —le pregunta Alan, acariciando su rostro.

Adamaris asiente, pero no es capaz de detener el ataca de hipo ya mezclado con lágrimas por lo que su hermano, bastante impotente ante la situación intentá tratar de tranquilizarla antes de que siga escalando.

—Quedémonos aquí, ¿Quieres?. Respira, calma, no ha pasado nada, mira todo esta bien. Ya me aleje del oficial y nada me pasó. Solo estaba tratando de saber lo que pasó. Soy un tonto, ¿Vale?. Inhala y exhala. Inhala y exhala. Eso así.

Vuelve a abrazarla, permitiendo que descanse su cabeza en su pecho a manera de consuelo. Pasaron horas en aquella posición, tratando de consolarse y calmar sus nervios pero a medida que pasan las horas estos aumentan. Sin embargo, aún su abrazo no se rompe y al contrario se fortalece.

Los Cambios En El AmorWhere stories live. Discover now