Capítulo 64

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Pero Katrina seguía en la habitación y no tenía ninguna intención de irse a otra parte. No supo cuánto tiempo pasó pero el sonido del celular los alertó así que rápidamente ésta contestó. Trataba de hablar rápido y en monosílabos para que Alejandro no entendiera de que hablaban o con quién. Si, no. Era todo lo que contestaba. La llamada no duró mucho, así que cuando está finalizo, los pasos en la habitación pararon de golpe seguido por un portazo en la puerta.

Sin pensarlo dos veces, Alejandro abre sus ojos. La luz no le cegó ya que se encontraba a oscuras por lo que parpadeo sintiendo sus ojos picosos llenándose de lágrimas. Su pecho sube y baja con pesadez pero los aparatos conectados a su cuerpo le impiden moverse. Ya no tenía la garganta obstruida por lo que gimió cuando con todas las fuerzas que sus manos podían tener, arranca de un solo tirón las agujas de su cuerpo y casi de inmediato los aparatos médicos empezaron a sonar, el sonido fue altamente alarmante y lo enceguecieron por un momento tambaleándo su mundo, pero logró estabilizarse respirando profundo hasta llenar sus pulmones. Lograr sentarse fue incluso más difícil, estar tanto tiempo postrado atrofió sus músculos y el dolor le resulta insoportable, tanto que lo hace gemir y maldecir tanto a gritos como en susurros, aunque la sensación de hormigueo mezcla los numerosos sentimiento que aún no termina de procesar.

Con gran esfuerzo, baja los pies y casi de inmediato el frío piso genera una corriente eléctrica que viaja por todo su cuerpo provocando que su pecho suba y baje desenfrenado, lleno de gran felicidad. Sonríe por inercia, aún incrédulo de aquella situación. Aún siente sus piernas débiles, pero se obliga a levantarse, sintiendo su cuerpo emerger en el aire. Sintió terror de caerse al suelo pero increíblemente sus manos tienen demasiada fuerza como para sostener todo un cuerpo frágil. Quería andar y volver a sentirse útil, pero apenas y podía mover coordinadamente sus dedos.

Su sonrisa se estiró, logrando iluminar su rostro, entonces, la puerta de la habitación se abre de par en par y una Lucha con bandeja en mano aparece, misma que se le cae de las manos debido a la impresión. Los ojos ya cansados de la anciana se llenan de lágrimas mientras que el cuerpo de Alejandro se relaja sintiéndose feliz de ver una persona conocida y de su total confianza. La mujer no tarda en alzar su voz, presa de la felicidad.

-Oh, ¡Por Dios, estás de pie! ¡Estas bien! ¡Milagro, Milagro! bendita sea la virgen de Guadalupe, bendito seas San Judas Tadeo, bendito seas San Benito, San Charbel, San Antonio de Padua. Voy a ponerles su altar cómo Dios manda, ¡Cómo les prometí!... ¡Gracias, gracias por traerlo de vuelta! -bendice mirando y señalando hacia el cielo, o en ese caso el techo.- ¡Estás de pie!.

Para cuando terminó de hablar, Alejandro se había sentado en la cama, mostrando una postura relajada.

-Si, si, nana. Ahora ayúdame a buscar algo para ponerme, quiero irme de aquí. Me enferma estar tanto tiempo en cama-gime adolorido, mientras trata de masajear su espalda en una rara de postura.

La anciana parpadea confusa.

-Ahora no estás en condiciones de exigir nada jovencito -dice con tono amenazante.- usted nos dio un susto de muerte joven. Debería darle unos buenos zapes.

Alejandro chasqueo la lengua.

-Pe-pero no fue para tanto. Solo salí a divertirme.

-¡A pasado casi seis meses postrado! ¡SEIS! A saber que porquería se habrás metido, pero nos tenías a todos tan preocupados que incluso... ¡Bueno pero ahora estás bien! Recuperado. ¡Esto es un milagro! Bendita seas virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo, San Benito, San Charbel, San Antonio de Padua...

Sus palabras cayeron como un balde de agua fría para el empresario quién se quedó tieso, estoico y mudo ante sus palabras, imposibles de procesar. No podía creer que había pasado tanto tiempo, era absurdo porque sentía que solo había pasado unos cuantos días, aunque le quedaba claro que al estar inconsciente por tanto tiempo ahora le daba cierta realidad de lo que había sentido. Intentó una vez volver a recordar cualquier cosa de su tiempo postrado y medio inconsciente pero extrañamente no podía. La voz entrecortada de Lucha lo hizo volver a la realidad. La mujer mantenía sus ojos llorosos y gruesas lágrimas caían sin ningún tipo de control, pero había .

Los Cambios En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora