Capítulo 16

1.9K 125 9
                                    

—Se que no soy Joel pero al menos intenta sonreír un poco —la voz insegura y ronca de Alejandro logran sacar a la castaña de sus pensamientos, y de paso, romper el silencio que se había creado.

Desde que habían salido del hospital, Adamaris había recostado su cabeza en la fría ventana y dejado que sus pensamientos tomaran posesión completamente de ella, a tal punto perder grandes paisajes de camino de regreso a la casa. Por otro lado, Alejandro tampoco se atrevía a interrumpir a la castaña, pero al ver sus ojos mancharse de lágrimas, sintió unas tremendas ganas de consolarla, desconcertandose ante tales pensamientos. Sin embargo, había prometido a Joel que la cuidaría y cuidar abarca no permitir que se deprimiera, ¿o no?.

Adamaris parpadea en su dirección.

—¿Ah, qué? Lo siento. Me distraje —se excusa apenada.

—No se nota, tranquila —habla tratando de no mostrar su malestar.— te decía que se que no soy Joel, pero al menos intenta disimular tu descontento hacia mi.

—No me molesta tu presencia —se apresura aclarar.— solo que lo de Joel me ha quitado el ánimo.

Joel...

Alejandro suspira.

—Todo lo que ha pasado es de locos, ¿Eh? —comenta tratando de entablar una conversación y quitarle hierro a la conversación, siempre midiendo lo que decía. En su vida había durado tanto tiempo en silencio hasta este momento. Pero como bien dicen, siempre hay una primera vez.— para no creerlo. Pero fue el mismo Joel quién nos a puesto en esta situación, por cierto, me presento, soy Alejandro Alcalá tengo treinta y cuatro años, heredero de una gran imperio, seguramente debes de escuchar muchos chismes referente a mi... ¡No les creas! La mayoría no son ciertas. Mucho gusto —Alejandro extiende la mano derecha.

Aquello la hace reír, tan fuerte y melodioso que Alejandro pensó que esa la risa de un ángel.

—No soy de las que cree todo lo que se lee en las revistas Alejandro así que no se preocupes, pero lamentablemente si he escuchado mucho de ti. ¡Ah! Mi nombre es Adamaris Gutiérrez tengo veinticuatro años, mucho gusto —Adamaris agarro la mano que le tendió Alejandro. Ambos fruncieron ligeramente el ceño cuando sus manos se tocaron y una corriente eléctrica se hizo presente en el Ambiente... Como si el mundo se detuviera y solo existieran ellos dos, como si frío y hielo se apresuraron a romper el contacto, Adamaris se aclara la garganta. —y la verdad es que si, todo paso tan rápido que... Fue estresante, te quitan las ganas de pasarla bien. No se lo de Joel me ha dejado desconcertada.

Alejandro asiente totalmente de acuerdo.

—¿De verdad no podemos simplemente quedarnos en casa? —pregunta Adamaris sonando a suplica.— ya no tengo ánimos de hacer nada.

—Oh no señorita, eso si que no. Ya le di mi palabra a Joel y no pienso retractarme. ¡Joel me mataría! ¡Y aprecio en verdad mi vida! —vocifera divertido, logrando que la castaña riera. Aquello le infló el orgullo.

—Ante tal razonamiento no tengo nada que refutar —bromeo.

No volvieron hablar en todo el camino aunque el ambiente denso de antes desapareció por completo. Adamaris se sentía mas calmada y hasta disfrutaba de la visita que proporcionaba las calles de la ciudad.

—Bueno ya que... —comenta la castaña.

—¿Qué has dicho? —le pregunta Alejandro.

—Oh nada, no me prestes atención —arruga la nariz.— Por cierto, ¿Sabes qué estás manejando todavía bajo los efectos del alcohol?.

—¿Qué?.

—Estaciona el auto —pide.

—¿Qué has dicho? —Alejandro parpadea hacia su dirección.

Los Cambios En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora