Treinta y dos

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Tenía una semana sin noticias de mi aún marido.

El día siguiente de mi salida del hospital había ido a interponer una denuncia a la comisaría, con el parte médico y las declaraciones de mis amigos sobre las amenazas de Blanchard, había conseguido una orden de restricción.

A lo largo de los días su madre me había estado llamando, ella no tenía la culpa de nada, pero aún así no había respondido, ¿cómo le diría a Sienna que su hijo casi me mataba a golpes?

-Buenos días solecito -Malia entró a su recamara con una charola en las manos, tenía jugo de naranja y huevos fritos. -¿Cómo amaneciste hoy?

-Exactamente igual que ayer -dije riendo -Ya te dije que estoy perfectamente bien, no tienes por que preocuparte tanto.

-Oye, en unos minutos debo ir a la universidad y no puedo dejarte sola con el estomago vacío, los demás me matarían.

-Tengo que agradecerles una vez mas a tus padres por haberme dejado estar aquí. -los padres de Malia eran unas personas increíbles, no habían hecho preguntas, al contrario la mamá de Malia me había tratado como una hija y me cuidaban mucho. -Creo que pasando el fin de semana me iré con mi tía, August no puede acercarse de todos modos.

-No puedes exponerte -mi amiga se sentó frente a mi en su cama y puso la comida en mis piernas -No es molestia para nosotros tenerte aquí.

-Gracias -asentí y empecé a comer, realmente extrañaba la cocina casera hecha con amor, la sopas enlatadas que comprábamos August y yo no tenían punto de comparación.

-Debo irme -Malia se levantó y tomo su bolso del escritorio -Mamá esta abajo por si necesitas algo y papá salio a trabajar, tu tía llamo hace un rato para avisar que vendría, no quisimos despertarte.

-No hay problema, salúdame a los chicos.

-De tu parte.

Malia salió y me concentré en terminar el desayuno.

En unas semanas saldrían de vacaciones y yo estaba decidida a retomar la universidad el siguiente semestre.

Según lo que Hannah me había dicho, Blanchard había presentado su renuncia unos días atrás, alegando que quería enfocarse en la inmobiliaria.

Aún no tenían órdenes de arrestarlo, así que él podía andar campante por la calle, la investigación estaba en proceso, igual que mi divorcio.

El tono de mi celular hizo que despegara los ojos de mi plato casi vacío.

-Diga -respondí sin mirar el identificador, el número de August lo tenía bloqueado, al igual que el de casa de su madre.

-Shaily, gracias al cielo que respondes -la voz de Sienna Blanchard sonó del otro lado -He intentado contactarte por todos los medios, no he sabido nada de ustedes, ¿Está August contigo?

-Yo... no -dije nerviosa, August no le había dicho nada a su madre -Él no esta conmigo.

-Estoy tan preocupada, me llamaron de la inmobiliaria, dejó sus acciones a mi nombre y su oficina limpia.

-Quizá quiere unas vacaciones -mi mente empezó a maquinar los peores escenarios -Tranquila señora, él está bien.

-Dime que sucede Shaily -estaba casi llorando la pobre mujer y mi parecía estrujar mi corazón con su angustia -No he sabido nada de ustedes en días y luego por fin logro hablar contigo y no sabes nada de él.

-Seré sincera -suspiré y decidí contarle todo, algo maquillado para que no sufriera, pero la verdad al fin y al cabo. -Su hijo y yo llevamos una semana separados, tuvimos problemas graves y nos vamos a divorciar, no he sabido de él en varios días, solo se que también dejó la universidad.

-Oh, pero si ustedes estaban tan enamorados -se escuchó un suspiro del otro lado de la línea -Él no aguantará perder a quien ama de nuevo.

Me quedé en silencio, no había pensado en eso, era obvio que Blanchard estaba muy traumado por lo que había pasado con Mía, estaba casi desquiciado, si de nuevo se quedaba solo...¿Qué sería capaz de hacer?

-Shaily, ¿sigues ahí?

-Si, lo siento, me quedé pensando. 

-Debo dejarte, iré a buscar a August, si sabes algo, por favor llámame.

-Lo haré de inmediato -dije y se cortó la llamada.

¿Qué tan mal estaría August como para hacer una tontería?

¿Qué clase de tontería haría?

Tome algo de ropa y entré a ducharme al baño de Malia, después baje la bandeja y salude a su mamá que veía algún programa de tv.

-Señora Benton, iré a dar una vuelta por el parque, necesito algo de sol. -Dije tomando mi movil y caminando hacia la puerta.

-¿Quieres compañía? -preguntó amable.

-No se preocupe, solo saldré un momento, estaré aquí antes de que llegue mi tia.

-De acuerdo, ten cuidado, si tienes algún problema llámame.

-Si, claro.

Salí de casa de mi amiga y por primera vez en días sentí el sol en mi cara, frente a la casa había un parque pequeño, con algunos juegos para los niños y árboles para dar sombra.

Necesitaba pensar con claridad y necesitaba aire.

Fui hacia una pequeña tienda en la esquina de la calle y me compré un té.

Me senté bajo un árbol y me relaje como hacía mucho que no podía.

Pasaron varios minutos, me sentía feliz y en paz.

Pero la paz no durá para siempre.

-En algún momento el ratón iba a salir de su hoyo -dijo la voz de mi marido, estaba parado frente a mi con la barba de varios días y la misma ropa que llevaba el día del hospital. -Y el gato siempre está listo.

DETOXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora