Ocho

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Era sábado por la tarde, mi primer semana en la universidad de california había terminado al fin y yo hacía tarea, ¿qué mas podía estar haciendo en eso momentos?, gracias a Malia había obtenido la información sobre el proyecto de negocios y había conseguido un prorroga para entregarlo unos días después.

También tenía que hacer unas traducciones de Alemán, amaba la materia y era un requisito para titularme así que lo hacía con gusto.

Salí de mi habitación para tomar un poco de agua y de camino a la cocina tocaron el timbre.

Me quedé parada a medio pasillo mirando la puerta, como si solo con eso pudiera ver quien estaba detrás.

El timbre sonó de nuevo y avance tranquila, nadie además de mi tía Ann conocía mi dirección, quizá seria algún vecino.

-¿Quién es? -dije antes de abrir, no tenía mirilla y no me fiaba mucho de abrir sin saber quien estaba esperando atrás.

-August.

¿August?, Yo no conocía a ningún August, me quedé pensando.

-Señorita Carston, ¿podría abrirme la puerta? Creo que empezará a llover.

-¡Profesor Blanchard! -dije abriendo finalmente, en cuanto me llamó "señorita Carston" con su tono prepotente y molesto supe quien era. -¿Cómo es que está aquí?

-Lamento venir a molestar en sábado por la tarde, por si no lo sabía todos sus datos están en el archivo escolar al que por supuesto todos los profesores tenemos acceso, sino ¿Cómo piensa usted que supe toda la información de su presentación?

-¿Piensa decirme que lo trae por aquí? -trataba de ser amable pero realmente me empezaba a dar un poco de miedo la obsesión que Blanchard estaba desarrollando, quizá solo eran ideas mías, probablemente solo estaba siendo un fastidio y punto.

-En realidad venía a planear las actividades de la semana, mañana tengo planes personales y no podremos hacerlo -casi sin que lo notara me hizo a un lado en la puerta y entró a mi casa.

-Oye, ¿Qué demonios te pasa? -era el colmo -No puedes venir aquí y entrar a mi casa, tú no sabes si yo tengo planes personales.

-Bueno -sonrió cínicamente -dudo que vayas a salir a algún lado en pijama, y ya que me estás tuteando dejemos claro que puedes hacerlo, siempre y cuando no sea en la escuela.

Me tome el cabello exasperada y lo deje plantado en el recibidor para poder ir a cambiarme, estaba tratando de contener mi frustración, quizá el día de la bicicleta el también sufrió un trauma al verme.

Unos minutos después volví a la sala y lo encontré sentado hojeando uno de los libros que tenía en la mesita de café.

-Claro, pasa puedes sentarte y tomar lo que quieras, estás en tu casa. -el sarcasmo me fluía por los poros del cuerpo y el notó mi presencia y dejo el libro un poco incómodo.

-Bueno, por favor trae mis agendas y las listas, necesito revisar unas calificaciones.

Fui hasta la mesa de comedor donde había botado todo y lo puse frente a él, estaba molesta y no le daría a entender lo contrario.

-Daré una conferencia sobre el lenguaje financiero el miércoles en el auditorio magno de UCLA, será a las 9 de la mañana, anótalo en la agenda de académicos.

Hice lo que pedía.

-Necesito que estés ahí a las 8 para que te asegures de que todo está en orden -continuó y yo deje de escribir mirándolo pensativa.

-No puedo, tengo clase de Comercio con la señora Martin.

-Te daré un justificante, de todos modos estarás presente en la conferencia, así que no perderás una clase exactamente.

-No puedes hacer que esto interfiera con mis estudios, es algo que no pedí y tú no me preguntaste si lo quería.

-Estoy tratando de ser amable contigo -dijo él, y de pronto el tono frío y molesto que usaba en clases volvió. -Te estoy dando una gran oportunidad.

-Mire señor Blanchard -no comprendía por que sus cambios de acttud. -Yo no necesito que me de ninguna oportunidad, si esto lo está haciendo por que se siente culpable por el accidente, créame que no es necesario.

-No me siento culpable, por que fue culpa de tu imprudencia. -se levantó del sillón y me dirigió una mirada que me erizo los vellos del cuerpo. -Lo estoy haciendo por que...

Se detuvo. No me dijo nada mas, tomó sus agendas y se fue.

No comprendía nada, estaba muy nerviosa, quizá debería reportar su comportamiento, no era normal que un profesor actuara a sí.

Volví a mi habitación cuando Blanchard se fue, miré mis cuadernos y los ignoré, las ganas de hacer tarea se habían esfumado.

¿Qué demonios estaba sucediendo?

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