Seis

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No lo podía creer, estaba ida mientras caminaba a mi clase siguiente.

El profesor Blanchard me había avergonzado y no solo eso me había dado la tarea de ser su asistente lo que restaba del semestre.

Yo esperaba serlo el semestre entrante y eso antes de saber que el me odiaba, nunca creí que fuese a pasar algo así.

-¡Hey tú! -gritó alguien detrás de mi -La rubia bonita, te estoy hablando.

Entonces me giré, la voz ya estaba prácticamente en mi espalda y me tope con los furiosos ojos de Hannah, la chica a la que acababa de desplazar.

-Hola -dije en un tono amable.

-Mira, no se como conseguiste que el imbécil de August hiciera esto y tampoco se como voy a llenar el hueco en mi currículo que tu llegada ha hecho, pero no quiero problemas así que ten.

-De verdad lo siento -le dije extendiendo los brazos para tomar el montón de papeles y libretas que me daba -No fue mi intención.

-Tranquila, no te odio. -dijo terminando de sacar cosas de la mochila extra que llevaba -Es solo que el profesor Blanchard es un lío, y en realidad creo que hizo todo esto para castigarte por algo que hiciste mal.

Me quedé en shock, ¿castigarme? Pero si él era quien me atropelló.

-En fin -dijo Hannah de nuevo -Era un buen empleo para conseguir recomendación pero sin duda será una carga menos.

-¿Podrías...

-No, lo siento -me interrumpió. -Si me ibas apedir ayuda olvidalo, no te odio pero aún así estoy furiosa, el profesor quería nueva asistente, que se las arregle con una que no sabe nada de nada.

La chica tomó su bolso que había puesto en el suelo y se giró en el pasillo hacia el lado contrario al que yo iba.

Verdaderamente sería un sufrimiento todo esto, mis ojos no podía apartarse del montón de cosas que Hannah me había dado.

Acomodé todo como pude y fui hacia la cafetería, necesitaba sentarme y poner todo en orden, quizá conseguir un bolso extra como el de Hannah.

Lo siento señora Rufordd, no podré ir a su maravillosa clase de Alemán.




Llevaba ya un rato en la cafetería, todo parecía muy tranquilo, salvo por un par de chicas que me lanzaron bolitas de papel, todo estaba bien.

-Hola -dijo una chica sentándose en la mesa en que ordenaba los papeles de Blanchard. -¿Puedo sentarme?

Levanté la mirada y asentí, de todos modos ya lo había hecho.

-Me llamo Malia Benton -me tendió su mano y yo la estreché.

-Yo soy... -empecé pero me interrumpió.

-Shaily Carston -habló sonriendo -Todo el mundo que tenga clase con Blanchard lo sabe.

-¿Así que tu eres una de sus alocadas fans que me odia? -No otra vez, me volverían loca. -Te juro que no lo embrujé para que me diera el empleo.

-Tranquila, no soy su fan -dijo con el ceño fruncido -Solo soy su alumna, es un excelente maestro pero no estoy coladita por el como muchas de por aquí.

-Genial, por que no soportaría más reclamos hoy.

-No te preocupes, solo me pareces interesante y quise conocerte -sonreímos -Es difícil llegar a un lugar sin conocer a nadie, y peor si el profesor de finanzas te hace lo que Blanchard hizo.

-Gracias por ser amable. -la miré un poco mas y la reconocí de otras dos clases -¿También estudias negocios? Es que te he visto en un par mas de mis clases.

-Sí, también estudio negocios, estamos juntas en servicios empresariales y marketing, ademas de finanzas públicas.

-Pues me ha dado mucho gusto conocerte, no había tenido tiempo de ser sociable.

-¿Quieres ayuda? -me dijo -Hannah me dijo que te veías completamente desubicada.

-¿Hablaste con ella? -quizá Hannah la había enviado a burlarse de mi.

-Si, es mi prima -rodó los ojos -Nos queremos mucho pero a veces puede ser un poquito pesada, le dije que te ofreciera ayuda y dijo que lo pensaría.

-Muchas gracias. En verdad la necesito.

-Lo sé, ahora vámonos que tenemos clase con Lake y debemos llegar pronto.

Ambas nos levantamos y nos dirigimos con el señor Lake, al menos ahora tenía una amiga y aliada para no pasar por la sombra de Blanchard sola.

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