Veintiséis

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Giré mi cabeza dejando caer el portaretratos por el susto, el cristal se rompió al impactar con el suelo en varios pedazos.

La mirada de August viajo varias veces entre el cristal roto y mis manos.

-Eres una... -se abalanzo sobre mi tirándome al suelo, mi rostro dio justo donde estaban los cristales y sentí uno pequeño encajarse en una de mis manos. -No debiste entrar aquí, no a este lugar.

Estaba a punto de golpearme cuando escuchamos los pasos de su madre subiendo las escaleras.

Abrió la puerta y encendió la luz.

-¿Qué ocurre aquí? -nos preguntó, Blanchard me tomo del brazo y me hizo ponerme en pie. -Escuché algo romperse y luego un golpe, están bien.

-Si -contestó él -Shaily se equivocó de puerta buscando el baño y tiró la foto. - señaló el portaretratos en el suelo.

-Oh, ¿Qué te pasó en la mejilla? -la mamá de August me tomo de la mano y me hizo sentarme en la cama para examinar mi herida.

Antes de que abriera la boca, Blanchard me envió una mirada amenazante.

-Tropecé -dije casi susurrando -Lamento el desorden.

-No te preocupes Shaily -la mujer me dedico una sonrisa comprensiva -Los accidentes pasan, ¿cierto August?

-Como sea -August salió de la habitación.

-Iré por una pomada y una bandita para poner en esa herida.

Asentí y la miré salir al pasillo.

La mujer me había salvado de la paliza de mi vida, y ni siquiera podía agradecérselo, fue un error haber entrado en esta habitación, buscaba respuestas y simplemente encontré mas y más dudas por resolver.

¿Quién era la mujer de la foto? ¿Sería la tal Mía? ¿El niño sería hijo de August? ¿Se lo había quitado y por eso la odiaba?

No comprendía, mi cabeza dolía y las lágrimas estaba a punto de hacer explotar mis ojos.

-Volví -dijo la señora Siena entrando con un pequeño botiquin en las manos. -Te curaré esa herida y bajamos a almorzar de acuerdo.

-Si, gracias. -sonreí y empezó a curarme -¿Podría hacerle una pregunta?

-Ya la has hecho -dijo riendo y luego asintió -Tú puedes hacer las que quieras, pero me reservo el derecho de no responder, tengo una idea sobre lo que me vas a preguntar y temo no poder darte mucha información.

-Solo quiero saber quienes son las personas de la foto.

-Oh, eso es fácil. -dijo ella y me miró pensando la respuesta unos minutos -Mía y August, y me refiero al niño.

La miré esperando mas información pero la mujer terminó de curarme y guardó todo en el botiquín sin decir una sola palabra más, yo tampoco me atreví a preguntar.

Siena comenzó a caminar hacia la puerta y antes de salir dejó escapar un suspiro.

-Ellos fallecieron Shaily -dijo sin mirarme y comenzó a caminar por el pasillo.




Después de la información que había obtenido casi con tirabuzón de la madre de mi esposo, baje al almuerzo, August estaba tranquilo, tanto que asustaba.

Pero lo deje pasar, no quería que su madre se diera cuenta de lo horrible que iba nuestro matrimonio.

Al terminar nos despedimos de la señora y nos fuimos a casa sin escalas.

No volvió a dirigirme la palabra, ni siquiera en la noche cuando le serví la cena.

-¿Podemos hablar? -le pregunté sentándome lo mas lejos posible de él. -Necesito que hablemos.

Me miró y asintió, pero su ceño fruncido me indicaba que la conversación no terminaría bien si presionaba mucho.

-Ya no puedo con esta situación -dije -August, tienes que empezar las terapias o pediré el divorcio.

-No, Shaily no puedes dejarme -su mirada se suaviso y se levantó de la mesa para acercarse a mi, su mano rozó mi mejilla y yo me encogí en mi lugar como un reflejo.

-Santo cielo, ¿qué te he hecho? -tomó mi cara entre sus manos y me hizo mirarlo. -Lo lamento tanto, es solo que no puedo con la idea de perderte.

-Por favor August, si he soportado todo esto es por que tengo esperanza de que podemos llevar una vida mejor.

-Y así será, ya la próxima semana empezaré mis terapias -besó mis labios -Pero no menciones el divorcio.

-August, necesito saber sobre Mía y tu hijo -dije y esperé pacientemente a que él reaccionara.

-Bien -soltó y me sorprendió. -Pero será la única vez que hablaremos de eso, jamás volverás a mencionarlos.

Asentí y permanecí callada, no quería decir algo que lo hiciera cambiar de opinión.

-Todo empezó...

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