Veintiuno

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La puerta de mi casa se abrió y se cerró, seguido del sonido de pasos, la había dejado abierta por que sabía que August llegaría en cualquier momento, ya no era necesario que llamara al timbre.

-Shaily -me llamó desde el recibidor y salí de mi habitación para saludarlo -¿Cómo vas con los preparativos?

-To va bien -su tono de voz me dejo confundida, pensé que llegaría soltando gritos por haber estado husmeando en su correspondencia, pero no. -Las chicas acaban de irse, ya tenemos el lugar y mañana iré a imprimir las invitaciones, me falta tu lista de invitados exacta.

-Aquí la tienes -dijo extendiéndome una hoja de papel que sacó del bolsillo de su pantalón.

-Bien, ¿quieres un café?

-No, ya debo irme. -me tomo de las manos y me acercó a él para dejar un beso en mis labios. -No pienses que me olvidé de lo que viste hoy.

-Lo siento -lo miré apenada -Es que sobre me llamó la atención y no pude evitar tomarlo.

-Eso no debe repetirse, no tienes por que estar husmeando en mis cosas. -Me soltó y empezó a caminar hacia la puerta, pero lo tome del brazo para detenerlo, no podía dejar que se fuera sin saber por que lo habían citado en la corte, quizá sería mi única oportunidad de preguntarle.

-¿Me dirás la razón de ese sobre? -cuestioné -Creo que debo saber con quien me casaré y si lo piensas bien no nos conocemos lo suficiente.

-No te incumbe Shaily, no te metas en ese tema, no es algo de lo que me guste hablar -No me respondió molesto, yo diría que su tono de voz era dolido. -No puedo hablarte de eso.

-Yo necesito saberlo, no puedo seguir así, caminando a oscuras por este lugar donde todo el suelo está llenos de cristales rotos, necesito que enciendas la luz y que me lleves por un camino seguro.

-¡¿Qué no lo entiendes?! -dijo soltándose de mi agarre de un empujón. -¡Tú no necesitas saberlo! ¡Todo esto es culpa de ella!

Traté de tomarlo de nuevo de las manos para calmarlo, pero con eso solo me gané un manotazo.

-Si ella no... Yo no debí... Ellos... -Blanchard no terminaba las frases, solo decía cosas sin sentido que me confundían mas.

-¿Aún piensas en tu ex? ¿Por que quieres casarte conmigo? ¡Ve a buscarla a ella! -ya me había cansado, si quería gritos, gritos tendría.

-No la menciones, no tienes idea de lo que estás hablando, créeme Shaily, no es lo que estás pensando -su tono pasó de uno triste a uno enojado -Te necesito, necesito ver tus ojos cada mañana, por eso me caso contigo, por que te amo aunque no lo creas.

Cuando iba a replicar me tomo del cabello y me dio un beso, fue un beso agresivo, lleno del miedo de ambos, su fuerza era impresionante, y por mas que golpeaba su pecho para que me soltara el no lo hizo.

No me dio mas explicaciones, ni siquiera se fue de casa esa noche, fue la primera vez que...





A la mañana siguiente me levanté muy temprano, traté de no hacer ruido para que August no se despertara, había decidido seguir con la boda, pero para eso le pondría como condición a August visitar a un psicólogo, no entendía nada de su comportamiento, para mi su agresividad era producto de una relación fallida con una mujer que le hizo mucho daño.

Tomé un poco de ropa y me duche, tenía marcas de sus manos en mis costillas y una cortada en mi labio inferior.

Mi reflejo no era el mismo de hace varios meses, estaba mas delgada y tenía unas pequeñas ojeras a penas visibles.

Terminé de ducharme y cuando salí al mi cuarto August ya no estaba en la cama, escuché ruido en la cocina y salí con algo de miedo, no sabía si estaría enojado aún, pero no podía seguir con esto sin arreglar las cosas.

Lo amaba, lucharía por que él cambiara.

-Buenos días -dijo con una sonrisa cuando entré a la cocina. -¿Como amaneciste?

-¿Es en serio? -él estaba por ahí con una sonrisa y yo con un labio hinchado, esto no podía seguir -Prometiste que ya no me lastimarías, esto no puede seguir.

-No puedes dejarme -dijo poniendo unas tortitas en dos platos -Somos una pareja, discutimos como todos, pero lo arreglamos.

-Esto no fue una simple discusión -le mostré mis muñecas donde había marcas de sus dedos. -Esto no es algo que yo pueda pasar por alto.

-¿Qué puedo hacer para que me perdones? -Dejo de hacer cosas y me tomo entre sus brazos, era cálido y me reconfortaba.

-Tienes que ir a terapia, debes buscar a alguien que te ayude.

-Lo haré, te lo prometo que lo haré, pero no me dejes.

Solo asentí, no podía decirle que no lo dejaría, no podía prometer algo de lo que no estaba segura, solo tenía claro que valía la pena intentarlo una vez mas, solo una mas.

DETOXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora