Veintitrés

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Llegamos a la playa donde se llevaría a cabo la boda, Hannah fue la primera en bajar del auto y me pidó que esperara a que me dijera que podía bajar.

No podía ver mucho desde el lugar en el que me encontraba, al final habíamos invitado al rededor de cincuenta personas, todas amigas de la familia de Blanchard, las chicas me habían convencido de invitar a algunos otros compañeros de la universidad y todo había resultado solo un poco mas grande de lo previsto.

Mali apretaba mi mano, probablemente notó el ligero temblor que me dominaba.

Estaba verdaderamente nerviosa, aún no estaba cien por ciento segura de casarme, Blanchard en verdad cumpliría sus promesas.

Y que pasaría si la ex que tanto lo atormentaba decidía regresar, me dejaría por ella.

Mil dudas cayeron sobre mi, estaba a punto de pedirle al chofer que diera vuelta, aún podía salir de ese lugar sin armar un drama, pero sentí un apretón en mi mano que me regresó a la realidad, Malia me hizo una seña para que viera a Hannah que daba saltitos llamando mi atención.

El momento había llegado.

Malia se bajó del auto, no había dicho una palabra en todo el camino y aún continuaba callada, se lo agradecía en cierto modo, si me hubiese dicho algo de las marcas, me hubiese hecho sentir sumamente mal.

Puse mis pies en el suelo, caminamos hasta Hannah y nos detuvimos antes de llegar a la playa.

-Bien, ya salía verificar todo, cada centímetro del lugar está en perfectas condiciones, el profesor Blanchard ya está aquí al igual que la señora Sienna.

-¿Estás segura? -Malia me miró, en sus ojos se leía la suplica de que no me casara.

-Lo estoy -la abrace y después a Hannah, muchas gracias por todo chicas, de verdad nada de esto sería posible sin su ayuda.

-Solo prometenos que serás feliz -pidió Malia.

-Lo seré -sonreí y asentí.

-También debes prometernos que nos ayudarás con las calificaciones, serás la distracción perfecta cuando el profesor este evaluando.

-Haré lo que esté en mis manos -dije riendo.

Hannah llamó a una de las personas que estaban ayudando y le pidió que organizara todo para mi entrada.

Dos hombres llegaron hasta nosotras, eran amigos de Blanchard de la inmobiliaria, sus padrinos.

Las chicas y su pareja entraron primero, desfilaron por el camino hacia el arco nupcial con la música que yo había elegido junto con August para este momento.

Empecé a caminar, tenía muchas emociones encontradas en ese instante.

Estaba feliz, pero el sentimiento de miedo no podía alejarse de mi mente.

Cuando estaba a medio camino y levanté la mirada lo pude ver, ahí estaba con un traje blanco, me sonreía.

Mi mente quedó en blanco, llegaron como pequeños flashes todo lo que me había hecho y me paralicé.

Deje de avanzar por la arena.

Miré a todos los invitados que parecían desconcertados.

Blanchard dejó de sonreír, ahora lucía preocupado.

Rápido, los malos momentos fueron reemplazados por los buenos, eran un poco mas y de nuevo la sensación de que valía la pena intentar, me dio las fuerzas suficientes para seguir caminando.

Finalmente llegué con él.

Me extendió su mano y cuando la tome me sentí resguardada.

-Estamos todos aquí-inició el juez - para celebrar el contrato matrimonial entre Shaily Carston y August Blanchard que han decidido unir sus vidas bajos las leyes de esta institución.

-August Blanchard -todos lo miramos a él. -¿Está aquí por voluntad propia y con la seguridad de querer contraer nupcias con Shaily Carston, sin ninguna motivación externa al amor?

-Estoy aquí por propia voluntad -contestó Blanchard, su voz no sonó para nada nerviosa.

-Muy bien. Shaily Carston -ahora era mi turno de tener las miradas. -¿Está aquí por voluntad propia y con la seguridad de querer contraer nupcias con August Blanchard sin ninguna motivación externa al amor?

Miré al juez y asentí.

-Si, lo estoy.

-Bien, entonces procederemos a escuchar sus votos y posteriormente la firma de actas.

Ambos asentimos y el juez le dio la palabra a August.

-Shaily, te lo he dicho cientos de veces, y lo repetiré las veces que sean necesarias, te amo, no encuentro mejor motivo para estar contigo, eres la cura a todos mis males y lo que me da fuerza para no caer en la oscuridad; es por eso que yo August Blanchard, en pleno uso de mis facultades y con la certeza de que eres lo que mas amo, te tomo a ti Shaily Carston como mi legítima esposa, para amarte y respetarte por sobre todas las cosas hasta que la muerte nos separe.

Puso una argolla sobre la de compromiso y pude escuchar varios suspiros de los invitados, miré a su madre, que limpiaba una pequeña lágrima y después giré al lugar vacío de mi tía Ann.

¿Como haría esto sin ella?

Un carraspeo del juez me hizo volver mi atención a August, todos esperaban mi votos.

-August, yo...

No sabía como continuar, no tenía palabras.

La mirada de August se volvió dura y sentí una ligera presión en la mano que me estaba sosteniendo.

-...Yo -continué con mis votos -también te amo, deseo que juntos pasemos por sobre todo el mal que vamos a encontrar en el camino y que nunca nos lastimemos el uno al otro, y por eso es que yo Shaily Carston, en pleno uso de mis facultades y con la certeza de que eres lo que mas amo, te tomo a ti August Blanchard como mi legítimo esposo, para amarte y respetarte por sobre todas las cosas hasta que la muerte nos separe.

Se escucharon aplausos, y mi indirecta no pasó desapercibida para August que aflojó su agarre y asintió.

Después de eso ambos firmamos nuestra acta de matrimonio y de nuevo habló el juez.

-Bien, por el poder que me confiere el estado de California, yo los declaro August y Shaily Blanchard, marido y mujer; puede besar a la novia.

August me tomo por la cintura y me dio un cálido beso en los labios, de nuevo aplausos y pétalos de rosa cayendo sobre nosotros por parte de los invitados, no había vuelta atrás ya era la señora Shaily Blanchard.

DETOXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora