Diez

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La casa estaba lista, había preparado unas galletas con atún para acompañar las margaritas y tenía listo Netflix en la tv, solo esperaba a que llegaran Malia y Hannah, se había vuelto una pequeña costumbre nuestros viernes de chicas, podíamos salir de fiesta o simplemente quedarnos en casa de alguna de las tres.

Alguien llamó a la puerta, y abrí inmediatamente con una sonrisa, seguramente serían las chicas, pero no.

-¿Qué demonios? -No pude continuar hablando.

Tenía al idiota de Blanchard besándome, lo aparté con todas mis fuerzas, y le solté una bofetada, no podía creer lo que ocurría, en que maldito momento había entrado a esta pesadilla.

-Shaily, yo lo siento -dijo cuando recuperó la compostura -No quería... Yo solo... Eres tan parecida...

-No se que maldito problema tengas en la cabeza, pero esto no puede seguir así. -dije, estaba colérica. -El lunes a primera hora iré a hablar con el director Weber.

-No, solo escúchame. -su voz no era ni parecida al maldito tono que usaba a diario, estaba vulnerable y obviamente algo bebido.

-No quiero, ni debo escucharte, estas muy mal, deberías ir a un psiquiátrico.

-¡No! -gritó y se acerco a mi de una manera que me hizo retroceder y sentirme pequeñita -No estoy loco ni mal de la cabeza, solo necesito que me dejes acercarme a ti, necesito que me ayudes Shaily.

Lo miré caer al suelo de rodillas, estaba llorando y yo no sabía de que modo manejar la situación.

Algo temblorosa caminé hasta la puerta que habíamos dejado abierta y la cerré, tenía el llanto de un hombre que era comúnmente fuerte detrás de mi, y no podía dejar que alguien más nos viera así.

-Por favor levantate y siéntate en el sofá -dije algo estresada -Te concederé una conversación Blanchard, pero no más.

Él me miró y asintió levantándose, notablemente el alcohol lo hacía mas dócil -y peligroso.

Tome mi movil y le envié un mensaje a Malia, le pedía que no vinieran argumentando una gripe y que prefería descansar.

A los cinco segundos obtuve su respuesta, un "ok" acompañado de un emoji llorando.

Mañana les recompensaría a ella y Hannah.

-Bien -me senté frente a un mas calmado Blanchard -Te escucho.

-Primero, de verdad quiero ofrecerte una disculpa, en estas fechas yo suelo hacer estupideces. -me miró y tenía los ojos rojos.

-Disculpado. -dije asintiendo y recordando el beso, definitivamente no quería repetir algo así jamás.

-Bueno, yo solo... -se entretuvo jugando con su anillo -Eres muy parecida a alguien que conocí, ella era ruda y fuerte, tenía el mismo color de cabello y tus ojos Shaily, cada que te miro la veo a ella.

-¿A quién? -me atreví a preguntar, acaso alguna ex que le había roto el corazón.

-No es algo fácil para mi hablar de este tema, yo solo necesito que me dejes estar en tu vida Shaily Carston, quiero conocerte, darme cuenta que eres alguien diferente a ella.

-No se si eso sea posible -respondí con temor a su reacción -Esto no es normal, no puedo lidiar con algo así.

-Solo te pido que seas mi amiga, necesito salir de este agujero, llevo un par de años ocultandome tras mi trabajo y las clases quizá ese es el secreto del éxito, no tener nada mas que ocupe tu atención.

-¿Entonces por que quiere entrar a mi vida? -no entendía nada, necesitaba más información -¿Ella le rompió tanto el corazón?

-Ella... no la menciones, no me gusta que nadie ni siquiera haga amago a su existencia, por favor dejame estar cerca de ti, quizá con el tiempo pueda dejarla salir completamente.

Lo mire por varios minutos, no sabía que contestarle al hombre que tenía frente a mi, todo podía recaer en mis notas y no solo eso, este hombre con un par de llamadas podía destruir mi vida laboral.

No quería ser su amiga, a un amigo no deberías temerle, pero tampoco podía ser tan cruel, el hombre estaba mal y eso era extremadamente evidente, pero tenía la necesidad de aceptar, de tratar de ayudarlo, quizá era verdad lo que decía y solo necesitaba una amiga, alguien con quien platicar que no fuera un anciano jefe o colegas que bien podían ser tus padres.

-Está bien -dije soltando todo el aire que no sabía que retenía -Podemos ser amigos August, pero no quiero que una escena parecida a esta se repita, no soy psiquiatra, así que debes prometer no usarme solo como terapia.

-De acuerdo -mintió y yo lo sabía -Seamos amigos entonces señorita Carston.

-Seamos amigos señor Blanchard.

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