Treinta y uno

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Mi tía y yo decidimos esperar a que Aaron y Malia volvieran, necesitábamos la autorización del médico para irnos o que seguridad nos ayudara a impedir que August entrara de nuevo en la habitación.

Finalmente había tomado la decisión de separarme de él, por mucho miedo que tuviera y aunque me doliera, no podía seguir exponiendo mi vida de este modo.

-Ya volvimos -Malia asomó su cabeza por la puerta de la habitación -¿Podemos pasar?

-Por supuesto -dije y sonreí, aún no podía creer que ellos estuvieran aquí.

Aaron y Malia entraron y de inmediato me sentí protegida.

-Yo... Lo siento Shaily -dijo Aaron en cuanto se acercó a mi -No quise hacerte pasar un mal rato.

-No te preocupes -extendí mi mano haciendo que la tomara. -Muchas gracias por todo.

-Bien ahora tenemos que sacar a Shai de aquí -mi tía llamo nuestra atención. -No podemos esperar a que ese psicópata venga y le haga daño de nuevo.

-Tiene razón -Aaron sacó un par de papel de su chamarra y me lo mostró. -Es el parte médico, aquí señalan que tus golpes fueron provocados y no un accidente.

-Solo es necesario que hagas la denuncia Shai, en cuanto lo hagas se abrirá una investigación y serás libre. -Malia sonstenía su movil entre las manos -Ya llamé a Hannah para que nos saque de aquí en su auto.

-Yo iré con el doctor de Shai para que nos de la autorización. -Mi tía salió por la puerta.

-Tengo miedo -le dije al chico que tenía a mi lado. -No quiero que ustedes tengan alguna consecuencia por mi culpa.

-Tranquila -Aaron apretó mi mano, pero no como lo hacía August, no sentía dolor, al contrario, su tacto me transmitía toda la seguridad que necesitaba para enfrentar todo lo que venía.

-Gracias por ser el mejor amigo que alguien podría tener.

La risa de Malia nos hizo centrar la atención en ella.

-Dios, muy mal y todo pero aún puedes dejar en la Friendzone a los chicos.

Los colores subieron a las mejillas de Aaron y yo sabía que estaba igual.

-Iré por algo e café -Mi amiga abrió la puerta y de inmediato la cerró. -Olvídenlo, aquí viene el diablo.

Mi cuerpo empezó a temblar, y ¿si él sospechaba lo que estaba a punto de hacer?, y ¿si golpeaba a Aaron de nuevo?

Malia puso el seguro en la puerta.

-Shaily, haz que me abran -dijo August unos segundos de mover la manija de la puerta y que esta no abriera.

-¡Lárgate! -Malia le gritó y la puerta se sacudió -No eres bienvenido.

-Tú no tienes derecho. -gritó él de nuevo -Shaily, te vas a arrepentir si no me abres.

-Fue suficiente -Aaron se soltó de mi agarre y se encamino a la puerta, hizo a Malia a un lado y abrió. -¡¿No entiendes?! -Le gritó a mi marido -¡No te quiere ver! ¡Deja de amenazarla.

Dese mi cama solo escuchaba los gritos.

-¡Alto! -gritó otra voz desde el pasillo -¿Qué les sucede? Esto es un hospital, no un ring de box.

Cuando el otro hombre se acercó mas a la puerta me di cuenta que era el doctor que me atendía.

-Señor Blanchard -le habló y entonces en mi visión aparecieron dos figuras corpulentas. -Por favor acompañe a los caballeros, lo escoltarán hasta la salida.

-No puedo irme y dejar a mi mujer en este estado -August había regulado su tono de voz -Es el amor de mi vida, me necesita con ella.

-No son maneras de estar en un lugar como este -El doctor no cedía -Por favor retírese.

A regañadientes vi a mi marido alejarse, todos los demás entraron de nuevo en la habitación.

-Señora Blanchard -dijo el médico y yo me removí incomoda, muy pocas personas me llamaban así, también pude notar la molestia en los rostros de mis seres queridos. -Tiene autorización para salir en este momento del hospital, pero deberá permanecer en reposo absoluto.

-Se hará como diga Doctor.

-Su amigo y su tía me han puesto al tanto de su situación, así que le recomiendo permanecer en un lugar donde su marido no la buscará, al menos hasta que realice la denuncia.

-De acuerdo.

El doctor empezó a quitarme la aguja que me llevaba el suero, al parecer necesitaba algunas vitaminas, ya que mi falta de comida estaba ocasionado un poco de anemia.

Me examinó una vez mas y finalmente me dejó vestirme.

-Hannah esta afuera -dijo mi amiga -Es hora de irnos.

Mientras me vestía habíamos acordado que me quedaría en casa de Malia, si me iba con mi tía August sabría donde encontrarme y aunque hubiese sido menos probable que diera con la casa de Aaron, no me sentía cómoda yéndome con él.

-Bueno, creí que no volvería a saber de mi rubia favorita -dijo Hannah en cuanto me subí a su auto -Es un gusto verte Shai, aunque sea en estas condiciones me dda gusto saber que estas bien.

-Gracias -era la primera vez que Hannah decía algo sin sarcasmo o sin ser una broma de mal gusto.

Era hora, todos estábamos en el auto.

Así iniciaría mi nueva vida.

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