Veintisiete

1.8K 139 8
                                    

Cinco años antes

-¡Vamos Mía! -dijo Blanchard tomando las valijas que estaban esperando por ellos en la puerta de entrada. -Tenemos que llegar con tu madre antes de que inicie una tormenta.

August había estado mirando el cielo durante toda la mañana, le preocupaba manejar en la autopista con lluvia, pero la madre de su amada esposa estaba muy grave en el hospital y tenían que llegar para que pudiera despedirse de su hija y su nieto.

-Ya voy, ya voy -Mía Johnson era un rubia hermosa, era tan joven cuando quedó embarazada de August, ambos estaban en la universidad pero su amor era perfecto. -Estaba cobijando a nuestro hijo, hará algo de frío.

-Bueno, los espero en el auto.

August Blanchard se había casado con Mía antes de que su embarazo se hiciera notorio, no lo hizo solo por el bebé, él estaba seguro de que compartir su vida con ella era lo mejor que podría hacer.

Subió al auto esperando por su familia, el cielo empezaba a tronar.

-Llegamos -dijo Mía entrando al en la parte delantera con el bebé de a penas un año en brazos -¿Crees que August pueda ir aquí? Es que no ha comido y temo que empiece a llorar en medio del camino.

August miró a sillita de bebé en la parte trasera del auto, y miró a su esposa que tenía ojitos suplicantes.

-De acuerdo, pero en cuanto despierte paramos para que lo sientes atrás.

-Me parece un buen plan.

August puso el auto en marcha y salieron camino a Modesto, California.

Habían pasado a penas unos cuarenta y cinco minutos cuando justo parecía que las nubes empezaban a disiparse, por alguna razón que Blanchard aún no lograba comprender, la naturaleza le hizo una mala jugada y dejo caer la tormenta tropical que ya había sido anunciada.

De repente, una camioneta que venía detrás de Blanchard lo rebasó, al parecer el otro conductor llevaba algo de prisa, pero él no le dio importancia y siguió su camino.

Unos metros adelante, en una curva el conductor de la camioneta se topo con un auto que se había quedado sin gasolina en el medio de la carrtera, no le dio tiempo de frenar.

August por la lluvia no notó lo que sucedia, lo tomó por sorpresa.

Cuando quiso frenar, el asfalto mojado y la velicidad que llevaba hicieron que el auto se girara, quedaron con el techo en el suelo.

-Mía -habló Blanchard después de la conmoción -Mía, ¿estás bien?

Antes si quiera de escuchar la voz de su esposa, un auto que venía detrás de ellos, impacto su carro justo por el lateral en el que su hijo y su esposa viajaban.

Eso fue lo último que vio de ellos.

Abrió los ojos en un hospital, estaba completamente solo.

Tenía un brazo enyesado y un collarín que le impedía moverse.

Una enfermera entró a su habitación y al verlo con los ojos abiertos le empezó a hacer una serie de preguntas.

-¿Sabe usted su nombre?

-Si -dijo él -August Blanchard.

-¿Sabe por que está aquí? -la enfermera revisaba los aparatos que tenía conectados a él mientras hablaba.

-Tuvimos un accidente -August se quedó callado pensando en su familia -¿Dónde esta Mía? ¿Mi hijo, esta bien?

-Llamaré a un médico para que le explique su situación, su madre está a fuera, entrará en unos minutos.

-Espere... -pero era tarde, la mujer había salido haciendo anotaciones en un expediente.

Pasaron unos minutos y la puerta se abrió de nuevo.

-Hola cariño -dijo su madre acariciando su cabello -¿Cómo te sientes?

-¿Cómo está mi familia? -August empezaba a angustiarse -¿Dónde están?

-Amor, tienes que tranquilizarte -su madre lo miró directo a los ojos. -Mía y August no resistieron el segundo impacto.

-No... ¿Qué significa eso?... Dime que están internados... -August hizo amago de levantarse de la cama del hospital y empezó a gritar arrancando de sus brazos las agujas de suero y medicamento. -¡Es mi culpa!

-No, tranquilo hijo -un par de enfermeras entraron a la habitación, seguidas de un médico.

-Será mejor que salga -le dijeron a la señora quien asintió con lágrimas en los ojos.

Sedaron a Blanchard, se durmió y soñó con el cabello de Mía, con su sus ojos, con sus labios.

Ese día no solo murió su esposa, su hijo.

También murió él.

DETOXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora