Los días que no olvidaré.

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Ruby, Emerald, Crystal y White subieron todas las maletas al piso de arriba y se ayudaron entre ellos para dejarlo todo ordenado sin molestar demasiado ni mover las cosas de Cinthya y su abuela. Había cuatro habitaciones de un tamaño medio y si apuraban, el sofá del comedor sería una opción si alguno llegaba a quedarse sin dormitorio. Ya lo hablarían más tarde con el resto, de momento tenían suficiente faena.



Diamond y Platinum, en cuanto el resto empezó a sentarse y a elaborar ideas con una pizarra de tinta que había en la pared, se marcharon a la cocina para comenzar con el "cursillo de Dia". La morena estaba muy emocionada; se puso su delantal con cuidado y se ató el pelo en una coleta con esmero. Diamond hizo lo mismo y empezó a sacar utensilios y demás ingredientes para explicárselo a la chica paso a paso. Se sentía muy nervioso por cometer algún error ante ojos tan expertos...pero sobre todo, porque su presencia cercana siempre le había producido ese sentimiento.



En cuanto al resto, estaban bastante aplicados con la idea de pensar estrategias y nuevas posibilidades para no volver a verse en apuros si se volvía a repetir otro ataque similar. Green y Pearl se alternaban la pizarra para explicar al resto su visión de la estrategia y pedían opinión a los otros. Sapphire era la encargada de ver puntos flojos y del factor intuición. Contrarrestar la inteligencia de esa ladrona con el instinto experto de la conquistadora era una buena opción.



Red aprobaba las combinaciones de ataques y defensas y Yellow respaldaba las teorías con Planes B, de ayuda y seguridad por si acaso. Incluso Blue ayudaba, sin su visión de la mente del enemigo sería muchísimo más difícil. Silver, por su parte, buscaba los fallos que pudieran tener y daba ideas para reforzarlos. Eran un buen equipo juntos...y esa persona había hecho mal en meterse tanto con ellos. Con inocentes. Y herir sin razón. No iban a vacilar si tenían que ponerse serios.



Y así, la tarde fue pasando lenta pero sin pausa.



 Los minutos, las horas, la tarde... todo iba desapareciendo con cada "tick, tack" del reloj de cuco que tenía la abuelita de la Campeona. La luz que entraba por los cristales de las ventanas se había reducido considerablemente y ahora, tenía un ligero matiz anaranjado que le daba calidez al ambiente. Hacía poco que se habían tomado un descanso, merendando las delicias que habían preparado la parejita de la región y charlando tan animadamente que parecía que no hubiera pasado nada. También tenían que relajarse un poco, después de todo, para eso estaban allí en Sinnoh y si no había problemas de momento...



o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o



Un azabache estaba sentado en frente de la ventana, poniendo todo su empeño en elaborar algo que parecía complicado. Giró la espalda para coger algo del escritorio y volvió a su labor. Una silenciosa melodía era tarareada por sus labios a cada acción. Los cristales de sus gafas brillaron ligeramente con el reflejo de la luz y levantó la cabeza para poder enhebrar un hilo dorado en la pequeña aguja. Hecho. Contento por el logro, sus manos se movieron como si danzaran por el maniquí y en un abrir y cerrar de ojos, terminó esa zona.

~ Un verano juntos ~Where stories live. Discover now